Toros
San Pedro Regalado: las espadas y el temple medio enmiendan la tarde en Valladolid
Las escasas fuerzas de los astados de Núñez de Tarifa condicionan el juego del festejo
Volvieron los toros a esta ciudad tras un mayo de 2016 de forzoso destierro, gracias a un cartel de tronío programado por el empresario Manuel Martínez Erice , que ha tenido la iniciativa de honrar al fraile franciscano patrón de los toreros sin ninguna subvención oficial. Solo con el apoyo del público sufrido y soberano que pasa por taquilla, con decenas de espectadores llegados de otras provincias por el tirón de la terna.
La pena es que, otra tarde más, las escasas fuerza y raza de los morlacos hicieron un tanto plomiza la corrida . Sebastián Castella firmó los redondos de mejor factura en el cuarto bis, un astado que tuvo fijeza y un punto más de brío que sus hermanos. El justo y necesario para que el francés, a media altura, lograra series de notable empaque, gracias al temple que mantuvo en pie al animal.
Con descanso entre tanda y tanda, en los medios, dibujó pases largos que tuvieron su epílogo en unos meritorios ayudados por bajo de mucho sabor. La faena fue de exceso de tiempo, ya que escuchó un aviso por la dificultad de cuadrar a un enemigo que reculaba a la hora de la suerte suprema. Ante el primero de su lote, que le prendió sin consecuencias en uno de los lances de recibo, el público le suplicó que concluyera su labor ante el nulo fuelle del astado. El banderillero José Chacón saludó tras clavar dos imponentes pares de rehiletes.
Alejandro Talavante salió a hombros tras cortar dos apéndices del quinto, el segundo harto generoso. Vistoso con el capote ganando terreno hacia los medios, inició la faena que brindó al público con la mano diestra a pies juntos, muy vertical, para continuar por ese pitón, hasta conseguir un mayor ajuste en dos tandas de redondos que sobresalieron por su hondura.
Por el lado izquierdo hubo momentos brillantes, que tuvieron su colofón en un circular en el que aguantó lo indecible, deslucido por el desarme final en la raya del tercio. Con la plaza entregada, llegó el arrimón en el que los pitones le rozaron, lo que provocó un clamor en los tendidos. Su labor ante el lisiado y distraído segundo fue silenciada, aunque cabe destacar unas chicuelinas de mano baja y el inicio del trasteo, con un pase cambiado por la espalda.
Nuevo en el centenario coso pucelano, Roca Rey sigue en plan arrollador tras su gran actuación en Sevilla, pero con este tipo de animales el público se queda con la ganas de ver su auténtica talla, su dimensión lidiadora. Así lo confirmó ante el tercero, un animal manso con marcadísima querencia a tablas, cuya faena con la pañosa comenzó en los medios para terminar al lado de chiqueros.
Sin ligazón, el limeño fue inventándose y trasteo basado en la derecha, donde se sucedieron redondos extrayendo lo poco lucido que su enemigo toleraba. A resaltar algún pase de pecho, al ralentí, un pase cambiado por la espalda con una seguridad apabullante y las manoletinas finales. El sexto llegó al último tercio sin empuje ninguno, pero pudo lucirse antes en un quite por gaoneras.
Los astados de Núñez de Tarifa, que no pastan por la Ruta del Toro sino en el Alentejo portugués , han tenido como denominador común la falta de casta y de fuerzas. Salvo al cuarto y al quinto, de más clase y brío, a los demás se les simuló la suerte de varas entre las protestas del público. Los cuatro fueron pitados en el arrastre. Este no es el camino a seguir, desde luego. Si falta la emoción, falla la base de la tauromaquia.
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