Coronavirus
«Nueva normalidad» en las Cortes: votación a mano alzada y continua limpieza
Pocos corrillos en los pasillos y apenas conversaciones en los escaños para mantener la distancia en el primer pleno tras el confinamiento en el que los procuradores tienen que votar
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Uno, dos, tres... Y así hasta 80. De forma manual y con sus señorías brazo en alto, el presidente de las Cortes de Castilla y León, Luis Fuentes, junto al resto de la Mesa y los letrados tuvieron que contar uno a uno los votos de los procuradores en cada iniciativa sometida al parecer de la Cámara. «Me falta uno», se le escuchó en alguna ocasión a Fuentes, que no lograba cuadrar la cuenta y pedía a los procuradores que no bajaran la mano para cerciorarse del cómputo correcto. Fue parte de la «nueva normalidad» en la que el Parlamento autonómico también avanza en esta fase 2 de la desescalada del estado de alarma por la pandemia del Covid-19 y camino de alcanzar en unos días la 3 -si el Ministerio de Sanidad lo autoriza-.
Las medidas de protección para evitar contagios imperan y también se dejaron notar en el que fue el primer pleno completo desde que el coronavirus también paralizó allá por marzo la actividad parlamentaria. Y entre esas medidas, sus señorías repartidos más allá de sus escaños también por la tribuna de invitados. No era la primera vez que el hemiciclo ofrecía esta imagen, pues ya ha habido alguna sesión de control al Gobierno regional. Pero sí el «debut» de tener que votar sin posibilidad de pulsar el botón. Así que la opción fue hacerlo a mano alzada.
Y no fue la única imagen curiosa que dejó el pleno, en el que los ujieres tuvieron especial trabajo. Hasta tres salían raudos a la tribuna de oradores con cada cambio de interviniente para pasar la gamuza y el desinfectante, sustituir las esponjillas de los micrófonos y realizar el habitual cambio de vaso de agua.
Itinerarios marcados
Gel hidroalcohólico a la entrada y mascarillas en los rostros de los procuradores en sus escaños, aunque con alguna nariz asomando por encima del «complemento» de protección a medida que pasaban las horas. Sí se la quitaban para intervenir. Y con la cafetería del Parlamento cerrada, salir a fumar fue casi la única «excusa» para ausentarse de la sesión. Apenas corrillos en los pasillos y pocas conversaciones ni siquiera entre compañeros de bancada, con dos escaños de separación vacíos entre cada uno.
El edificio también «vestido» para la ocasión del primer pleno al que pudieron asistir los periodistas, pero para verlo desde la pantalla de su despacho. Carteles indicando el itinerario para no salirse del carril, cintas cortando el paso y muchos espacios cerrados. A la entrada, de forma voluntaria, toma de temperatura, y todo un protocolo fijado por si alguien sentía síntomas compatibles con el Covid-19.
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