Guillermo Garabito - Apuntes al margen

Matar al mensajero

«Para unos valores o una ideología nueva siempre se está a tiempo, 'o se inventa, o se roba, o se alquila o se la pide uno prestada a un amigo'»

CRÓNICA PARLAMENTARIA

A ser nombrado presidente de algo siempre hay que decir que no, y gracias. En esta vida no hay que ser presidente ni de la junta de vecinos. Y mucho menos, claro, de una autonomía. Ser presidente más que dar caché le acaba convirtiendo a uno en mensajero. Con chofer y secretaria, pero mensajero a fin y al cabo. Ser presidente y mensajero es lo mismo desde el momento que lo mandan a uno a hacer recados a Madrid y cuando vuelve lo quieren matar. Porque al mensajero siempre hay que matarlo, vaya usted a saber por qué. Es tradición, tanto como chuparse el dedo índice para pasar las páginas del periódico o que los plenos de las Cortes sean en martes.

Desde el PSOE juzgaron que Herrera ejerció en la Conferencia de Presidentes bien, «pero»… Igual los de Ciudadanos, que en Castilla y León ya no saben si son socialdemócratas, liberales, o todo lo contrario. Les queda el color naranja y Albert. Para unos valores o una ideología nueva siempre se está a tiempo, «o se inventa, o se roba, o se alquila o se la pide uno prestada a un amigo».

La Conferencia de Presidentes es una cosa sanísima, como el gimnasio. Y como al gimnasio nada más hay que ir una vez al año. Pero una cosa es de año en año y otra cada cinco –que es el tiempo que llevaba sin convocarse la afamada Conferencia– porque a este paso el problema estrella de esta región (y de media España) más que la despoblación será que ya no nos queden ni presidentes que enviar a la próxima.

La despoblación es eso que ocurre entre que se fijan posiciones, se crean comisiones y así sucesivamente. Algunos políticos deberían recordar que entre discurso y discurso hay parameras que repoblar.

Las Cortes de Castilla y León, en ocasiones, resultan como la «Historia de una escalera». O de un rellano. Que se sabe que el mundo es más allá del rellano (Madrid), pero a veces pasa que no se quiere salir de el. Y pasar sólo pasa la vida.

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