El incendio de Navalacruz avanza sin control hacia el sur tras arrasar ya 12.000 hectáreas
La Junta defiende que «no» había «precedentes en dimensión» de los factores que han acelerado el fuego
Doce mil hectáreas y un perímetro que ronda los 90 kilómetros. Es la estimación de la superficie que «al menos» ha calcinado ya el incendio originado el sábado en Navalacruz (Ávila) , convertido ya en el peor fuego de la historia de la Comunidad tras superar ayer en terreno arrasado al que tuvo lugar en 2012 en Castrocontrigo (León), donde ardieron un total de 11.724 hectáreas. La noche del domingo al lunes fue algo menos difícil que la anterior en cuanto a condiciones meteorológicas -rachas de viento y temperatura- y favoreció los trabajos de extinción, contribuyendo a contener las llamas y a ralentizar su avance, explicaba a primera hora de la mañana el delegado de la Junta en Ávila, José Francisco Hernández. Horas más tarde, era el consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Álvarez Quiñones quien ha detallado la situación y dejaba un pequeño hueco a la esperanza al considerar que el fuego podría ser «estabilizado» en todo su perímetro a lo largo del día. No obstante, quiso ser muy cauto y advirtió que aún seguía preocupando al operativo, con más de medio millar de operarios desplegados en toda la zona, dos flancos por el sur, hacia el río Alberche, y otro por el norte, que preveía que no podría ser atajado en las siguientes horas.
Según detalló, con la disminución del viento desde última hora de la noche del domingo, el dispositivo se había podido hacer con el frente «deteniéndolo en la N-403», donde existía un importante riesgo si la sobrepasaba, ya que «hubiera tenido un campo libre para progresar rápido»: «Ahí se ha detenido la cabeza del fuego».
No obstante, pese al «cierto control» del perímetro, a esta estabilización se escapaba aún por la mañana una lengua en el flanco norte y otras dos del sur, donde se habían concentrando especialmente los medios aéreos. A juicio del consejero, esto permitía considerar que «si todo seguía» así y no había «cambios» en las próximas doce horas se podría conseguir la estabilización. Eso sí, matizó que aunque quede perimetrado no se traduce en que esté controlado: «Significa que no hay llama y no progresa en su perímetro, pero no que esté controlado porque aún está caliente y sujeto a reavivaciones».
Suárez-Quiñones realizó estas declaraciones en Tornadizos de Ávila , donde compareció ante los medios junto al delegado del Gobierno, Javier Izquierdo, antes de reunirse en el puesto de mando con los responsables del operativo. Allí se refirió lo primero a la virulencia adquirida enseguida por las llamas desatadas por la «fortuita» avería de un vehículo en la N-502. «Su expansión fue «enormemente rápida», lo que vinculó a unos condicionantes que nunca se habían dado con tales características en la extinción de un fuego en Castilla y León. «No hay precedentes de forma reciente en dimensión de los factores» que aceleraron el fuego de la Sierra de la Paramera, entre los que citó «rachas de viento de hasta 60 kilómetros por hora, con medias de entre 40 y 45; temperaturas de más de 30 grados, llegando a alcanzar los 38, y una escasa humedad del 4 por ciento».
Recordó también que «el objetivo principal» hasta ahora del operativo -ayer se sumaron medios de las comunidades de Galicia y La Rioja, a los que ya había de Madrid, Castilla-La Mancha, el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico y la Unidad Militar de Emergencias- había sido «defender las poblaciones»: «Hemos conseguido que no haya habido ninguna desgracia personal y tratado de proteger las construcciones». Sí reconoció que «alguna vivienda auxiliar» se había visto afectada, aunque era todavía pronto para determinar esta cuestión.
Desalojados
En este sentido, recordó que a lo largo del domingo se habían desalojado ocho núcleos de población por seguridad, y aunque a día de ayer algunos de estos vecinos habían decidido volver a sus municipios -fue el caso de habitantes de Riofrío y Sotalvo-, oficialmente no se iba a producir el realojo de estas personas «hasta su absoluta seguridad». Explicó también que con el fin de que estas personas encontraran cobijo se había preparado el polideportivo Carlos Sastre de Ávila, así como otra instalación en Burgohondo por si el incendio se extendiera hacia el sur y fuera necesario más evacuación.
Precisamente ya por la tarde el Puesto de Mando Avanzado, desde donde se controla al operativo, ha sido trasladado a El Barraco , con el fin de intentar controlar las llamas del flanco sur. Y es que aunque las cifras oficiales cifraban en «al menos 12.000 las hectáreas arrasadas», hay asociaciones de forestales que por el perímetro afectado elevan ya esta superficie afectada a las 20.000 hectáreas.
Hasta ese puesto de El Barraco se ha acercado el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, con el fin de conocer la evolución del virulento fuego, que definió como «muy complicado». Por su parte, el delegado del Gobierno en la Comunidad, Javier Izquierdo, que acompañó por la mañana al consejero Quiñones, reseñó que este incendio es «otro ejemplo más» del cambio climático y los extremos adveros climatológicos. Asimismo, defendió la actuación de los medios del Gobierno y su apoyo a la Junta, una «colaboración» entre administraciones que también fue destacada desde el Ejecutivo regional.
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