El «juego de tronos» de Soria

Los sorprendentes pactos postelectorales mantienen a PP, PSOE y PPSO inmersos en la disputa por repartirse el poder en la Diputación Provincial y El Burgo de Osma

La popular Yolanda de Gregorio y Antonio Pardo (PPSO) el día de la toma de posesión de Benito Serrano (PP) como presidente de la Diputación de Soria ICAL

I. JIMENO

Cuatro letras, tres combinaciones de siglas posibles y dos instituciones que medio año después de las elecciones y con sus cargos ya ocupados están inmersas en un mar de dudas sobre quién regirá sus designios en el futuro más próximo, pues echar las campanas al vuelo de una mayor distancia en el tiempo es aventurado. Así está el panorama político en Soria, donde la fragmentación del voto dejado por las urnas en las municipales del pasado mes de mayo y los pactos posteriores -más de uno con sorpresa mayúscula- sigue sin permitir cicatrizar las heridas abiertas.

PP, PSOE y PPSO (Plataforma del Pueblo Soriano) son las cuatro letras que combinadas dan las siglas de las tres formaciones con más peso en esta provincia y que se reparten el poder cual «juego de tronos».

En el centro: ostentar el cetro de mando de El Burgo de Osma y el sillón de la Diputación. Hay que echar la vista a los pactos postelectorales para encontrar las raíces que hacen que las aguas discurran revueltas. Los llamativos acuerdos para repartirse esas dos instituciones cual cambio de cromos tienen la «culpa».

Y es que aunque sellados por separado, los acuerdos para hacerse con el poder en el consistorio de El Burgo y la institución provincial cruzaron sus destinos y el de sus componentes, que meses después pugnan por unos cumplimientos incompatibles entre sí.

Todo arrancó con el sorprendente acuerdo en El Burgo de Osma, donde PSOE y PP llegaron a un acuerdo para repartirse el poder dos años cada uno e impedir así que la lista más votada, la de PPSO, se hiciese con el poder. Dos años de alcaldía para cada uno y evitar que Antonio Pardo fuese alcalde.

Y en esas estaban, con el popular Miguel Cobo (dos concejales) al frente y el socialista Martín Navas (cuatro ediles) aguardando turno, cuando otro no menos sorprendente acuerdo se cruzó en sus caminos y ahora pide paso. Sobre la bocina y cuando el también secretario provincial del PSOE, Luis Rey, no había recogido su despacho y se veía otros cuatro años como presidente de la Diputación al estar a un sólo escaño de la mayoría absoluta, un acuerdo a tres bandas lo frustró. El entendimiento que parecía imposible entre PP y PPSO -plataforma nutrida en buena parte por exmilitantes populares- se hizo realidad, con Ciudadanos como tercer invitado para aupar al popular Benito Serrano a la Presidencia de la institución provincial.

Eso sí, sumar los apoyos de PPSO no fue gratis. Y si la venganza es un plato que se sirve frío, Antonio Pardo no tuvo que esperar mucho para mostrar su menú: apoyo en la Diputación a cambio de hacerse con la Alcaldía de El Burgo de Osma. No de forma inmediata, pero sin dejar pasar demasiado el tiempo.

Pero los meses han pasado y Pardo sigue en la oposición, por lo que reclama paso, una vez pasada la campaña electoral de la repetición de las generales para la que comprometieron guardar el hacha de guerra.

Ante notario y sin papel

Pero lo que sobre el papel parecía fácil -el pacto entre PP y PPSO se firmó ante notario con cláusula de pago 100.000 euros a donar a una ONG por quien no lo cumpliese-, se ha complicado en la práctica. La presidenta provincia de los popular, Yolanda de Gregorio, ha insistido estos días en que su prioridad es mantener la Diputación, dando a entender su voluntad de hacer efectivo el acuerdo. Pero desde El Burgo de Osma sus concejales se resisten y alegan que ellos también tienen su pacto: el firmado para rotarse en el poder con el PSOE con tal de no tener de nuevo a Antonio Pardo como alcalde -lo fue durante veinte años bajo las siglas populares, además de presidir también la Diputación-.

Y en las filas socialistas este particular «juego de tronos» soriano se ha cobrado su primera víctima. Martín Navas, el edil llamado a ocupar la Alcaldía de El Burgo merced al sorprendente pacto que unió los votos de PSOE y PP presentó la pasada semana su baja como afiliado de la formación de la rosa tras haber dejado ya su cargo en la Ejecutiva Provincial Socialista. No estaba dispuesto a entrar en la partida por el poder a la que en este río revuelto el PSOE también quería pescar su presa. Según dijo a conocer el propio Martín Navas, la dirección socialista pretendía «llegar a un acuerdo» con PPSO para recuperar la Diputación que se le había escapado por un voto y entregar a cambio la Alcaldía de El Burgo de Osma a la Plataforma del Pueblo Soriano de Antonio Pardo, que aquí jugaba otra baza de su aspiración. Pero para el hasta entonces edil socialista, que en año y medio estaba llamado a coger el bastón de mando, estaba por encima su compromiso con los vecinos de rotar al frente del Ayuntamiento de su localidad. No lo tiene rubricado en un escrito, como le reclaman los suyos, para él es suficiente su compromiso con los vecinos, más allá de los cambalaches del partido. Lo mismo que para los ediles populares, que tampoco han visto con buenos ojos ese intercambio de cromos en el que todas las dinastías políticas quieren su territorio en el que gobernar.

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