Historia de una ficción soñante para homenajear a Fernán-Gómez y Emma Cohen
Helena de Llanos, nieta del actor, dramaturgo y cineasta, indaga en el archivo de la casa familiar para crear ‘Viaje a alguna parte’, un trabajo «inclasificable» para la cineasta
Es de sobra conocido que Fernán-Gómez (1921-2007) estaba capacitado para no hacer nada. Sin embargo, hizo de todo. Escribió, leyó, dirigió y, por encima de todo, actuó. Lo más probable es que naciese en Lima, según recoge en sus memorias, aunque fue registrado en Buenos Aires porque no estaba previsto que el bebé saludara al mundo desde el Perú. Su madre tan sólo estaba de gira por ‘Las Américas’, así que cogió al lactante y este cruzó su primera frontera de forma irregular. Desde entonces, el resto de su vida continuó su estela fuera de la norma.
«Le gustaba mucho más escribir que actuar, aunque su fama viniera de lo segundo», ha destacado Helena de Llanos, en una entrevista con ABC, a su paso por Valladolid con motivo del estreno del documental ‘Viaje a alguna parte’ (2021); una aproximación a la vida en una casa grande y su jardín verde con la presencia y la ausencia de los antiguos moradores, Fernando Fernán-Gómez y la escritora y actriz Emma Cohen; sus abuelos.
Cuenta de Llanos que «tardó mucho tiempo» en darse cuenta de que las personas que tenía en casa eran parte de la historia viva del cine español del último siglo . «Creo que fui consciente del todo cuando me sumergí a investigar en el archivo que guardaban en la casa hace ya seis años», rememora la también cineasta.
Ella se mudó a vivir con Emma Cohen, la segunda esposa de su abuelo -La primera fue la cantante María Dolores Pradera-, ocho años después de que él falleciera, ya que llevaba tiempo dándole vueltas a la idea de hacer una película sobre su vida. «Creo que la necesidad surgió por intentar responder a todas las cosas que no pregunté y las conversaciones que no tuvimos», reflexionó la autora.
La primera persona a la que se lo contó fue a Cohen y ella se mostró «entusiasmada» con el proyecto. Sólo puso una condición, no salir en la película. Y Helena de Llanos casi lo cumple. «Emma falleció durante el rodaje, así que, al final, me permití incluirla», explica con un deje de tristeza para contar que, desde entonces y hasta ahora, ha vivido en la casa tal y cómo la dejaron ellos. Sin variar nada un ápice.
Así, subraya que, a pesar de su deceso prematuro. «sin su mano, sin su visión, esto no sería ni la mitad de lo que es», al igual que parte de la obra de Fernán-Gómez. «Eran más que pareja, eran compañeros y se ve claramente el espíritu del otro en los proyectos que emprendían en solitario», aseguró.
Emma Cohen, en su última época, en una escena del filme, mira a cámara mientras prepara una tortilla de patata que no le está saliendo bien y a la que «maltrata» para arreglar: «Yo soy un poco maripepi, pero sólo con las tortillas. Hay gente que es maripepi con las personas, y las personas sufren más que una tortilla», dice. Después hay un cambio de plano y se escucha una voz que retumba, la de él, el eco de un muerto.
Un collage vital
El documental es un trampantojo, un ‘mockumentary’ o un juego de sombras. «A Emma le gustaba decir que estaba construyendo una ficción soñante y, la verdad, me gusta la idea de que se trate de un trabajo inclasificable», sonríe de Llanos.
Porque la película lo mezcla todo, usa la imagen y las voces superpuestas de sus abuelos en distintas épocas de su vida y en diversas películas para contar, con una narración surrealista salpicada por retazos de escritos y poemas, lo que significaron para ella: «Fernando y Emma fueron dos personas que se mantuvieron siempre fieles a sí mismos, que fueron profundamente generosos y solidarios con los demás y que no podían parar de crear», describió, para añadir que tiene material inédito que, espera, pronto saldrá a la luz.
Noticias relacionadas