ENTREVISTA
«En este combate, el Covid es un enemigo invisible y persistente»
Fernando Moro, teniente coronel médico y responsable de los rastreadores de la UME de León
Médico militar en duras misiones en Kosovo, Afganistán y Letonia. También ayudó en trágicos terremotos en Ecuador y México. Ahora, Fernando Moro (Gijón, 1971), jefe de Sanidad del Quinto Batallón de Intervención de Emergencias, cambia la «violencia» del campo de batalla por un combate «más cercano»: liderar el equipo de militares de la UME de León que rastrea casos de coronavirus en la Comunidad.
Otra vez la UME lista para ayudar en lo que se necesite…
Sí, por supuesto. Estamos listos para lo que sea. Ahora trabajamos como rastreadores para ayudar a Castilla y León y Cantabria y la semana que viene empezaremos también con Galicia y Asturias. Todos los militares debemos estar preparados para servir en cualquier imprevisto y esta es la razón de ser de la UME.
¿Piensa que se debería haber recurrido al Ejército con anterioridad?
No hacemos esas valoraciones. Estamos a disposición de las peticiones y necesidades de las Comunidades Autónomas y hemos respondido cuando se nos ha dado la orden.
Esta es una misión diferente.
Los incidentes de combate son inesperados y violentos, pero estamos preparados para minimizar los daños cuando los valoramos personal medico con experiencia. Las soluciones deben ser inmediatas: estabilizar y evacuar a la baja. Aquí el enemigo es distinto, invisible, inesperado, persistente. Casi no lo conocemos, pero intentamos adelantarnos a él. Hacer que la gente se sienta segura, evitar la propagación, que no haya saturación en los hospitales, que los colegios puedan avanzar. He estado destinado en combate y he ayudado en terremotoso. Con la UME también vivimos la pandemia de la Gripe A. Esto es una misión más, pero cercana y gratificante. Nuestro rastreo es un pequeño esfuerzo más dentro de tantos.
«Hacemos un examen teórico y nos formamos en psicología y comunicación oral»
¿Cómo y cuánto tiempo se han formado para esta labor?
Hemos tenido una primera fase de formación teórica con una carga lectiva aproximada de unas 20 horas y un examen que lógicamente había que superar. Luego tenemos otra fase de refuerzo de esos contenidos teóricos aprendidos. Después, una tercera fase más práctica que ya se lleva a cabo por el servicio sanitario del Batallón y en la que se trabajan con supuestos prácticos y se emplean las herramientas que luego se utilizarán en el día a día. Por último hay una fase que está basada en mejorar la comunicación, la empatía con el paciente y la psicología.
¿Cómo es una jornada de trabajo para un rastreador?
Intentamos seguir el ritmo de trabajo de Castilla y León. Empezamos la jornada con una reunión a las 7:30 horas para ver qué tenemos que hacer durante el día. Nos ponemos en contacto con la Comunidad y nos inyectan los casos que van a tener en seguimiento. Vamos reportando en varios momentos del día toda la información que vamos obteniendo. Empezamos el rastreo efectivo a las 9.00 y terminamos a las 21.00.
¿Cómo afrontan este trabajo?
Es un trabajo en tiempo real, donde estás en contacto directo con el paciente y al que hay que explicarle muy bien las cosas. Debe entender la importancia de las medidas que le manifestamos y es importante que las cumplan. Tenemos una relación muy fluida y al minuto con representantes de la Consejería de Sanidad para el tema organizativo y con las Gerencias de Atención Primaria de las Áreas de Salud, que son quienes nos inyectan las incidencias cada jornada.El objetivo es ayudar a las comunidades, que están a un ritmo muy alto. Les viene muy bien este apoyo. Hacemos un rastreo eficaz, aportando muchos números a los sanitarios, pero también intentamos que sea de calidad, estudiando vínculos epidemiológicos o brotes que surjan.
«Lo más difícil, que el paciente haga memoria y recuerde con quién ha estado»
¿Qué resulta más complicado durante la llamada con el paciente?
Por lo que me cuentan los rastreadores lo más complicado es que un caso positivo, que es a los que nosotros llamamos, haga memoria para recordar todos los contactos estrechos. A veces no es tan sencillo y en una primera llamada salen unos nombres y en una segunda llamada surgen otros nuevos. Es un proceso que requiere la colaboración del paciente. También es difícil el cumplimiento de las recomendaciones que les ofrecemos, pero eso ya es un tema de responsabilidad de cada uno. Por ahora no se nos ha dado ningún caso llamativo de incumplimiento. Todas las incidencias las hemos resuelto sin avisar a la Consejería. Hasta ahora han respondido todos los contactos que no ha pasado Castilla y León.
¿Los casos se sinceran y confiesan qué han hecho y con quién?
Las Gerencias nos han contado que hay personas que les cuesta decir la verdad, pero por la experiencia que hemos tenido nosotros estos días, la gente tiene respeto con las medidas. Si surgiera algún problema en la relación o que hubiera alguna oposición al cumplimiento de las medidas que planteamos existe un protocolo con la Comunidad. En este caso se les informaría para que ellos tomen las medidas que consideren oportunas.
¿Cómo reacciona un positivo cuando le llama un militar?
A mí eso me tiraba un poco para atrás al principio de este trabajo. Somos militares y la gente estará acostumbrada a que le llame su médico de confianza. Nosotros nos presentamos con el nombre y el cargo y se le explica por qué se les llama. No hemos tenido ningún problema. Hasta ahora reaccionan todos bien.
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