Artes&Letras

El cuerpo, las cosas y la vida

Paloma Navares, Ana Prada y la galería Tráfico de Arte coinciden en la temporada expositiva del Musac

Instalación de Paloma Navares en el Musac

Bruno Marcos

En cuanto se disolvió el gran relato de la Historia del Arte, aquel que ocupó a los artistas de todos los tiempos en representar la realidad tal y como se veía, infinidad de posibilidades se abrieron para aquellos que no creyeron en su muerte. Los que pensaron que el arte poseía algo que la fotografía no podría capturar emprendieron una huida hacia delante que pobló el siglo XX de estilos unas veces deslumbrantes y otras desconcertantes. Dentro de esos estilos hubo motivos que aparecían constantemente, década tras década; entre ellos tres en torno a los cuales giran todavía las creaciones actuales: el cuerpo, las cosas y la vida. El cuerpo, como alegoría y realidad del sujeto en unos tiempos extremadamente cambiantes; las cosas, proliferando y devolviendo una imagen especular de la época; y la vida, aspirando a ser fecundada por el arte.

Las tres grandes exposiciones que presenta ahora el MUSAC abordan estos temas. Una de ellas es la retrospectiva titulada «El vuelo» de la artista Paloma Navares (Burgos, 1947), que exhibe obras producidas en los últimos cuarenta años. Navares, pionera en el tratamiento de la figura femenina, supo apropiarse de imágenes de la Historia del Arte para intervenir sobre ellas introduciendo nuevas tecnologías que convivían con elementos tradicionales como la luz, la forma o el color. El resultado son piezas críticas y hermosas en las que se ve cómo el cuerpo ha sido, y es, un campo de batalla, lo mismo en la búsqueda del canon en el Renacimiento que hoy en día con la publicidad, la cosmética, la cirugía estética o la ingeniería genética.

Otra de las exposiciones inauguradas recientemente muestra las obras de Ana Prada (Zamora, 1965) que asumen el legado del surrealismo y del dadaísmo para hacer hablar a los objetos cotidianos. Prada no ofrece, como aquellos, una lectura simbólica sino una presencia fría y formal de ellos. En estos trabajos las cosas son vaciadas de su función e insertadas en estructuras abstractas en las que apenas son reconocibles. Los objetos, tomados de la producción industrial en serie, pasan a ser módulos de otra serie, construcciones que tan sólo sirven a la mirada.

También se puede ver, en otra de las salas del museo, una extensa exposición dedicada a la historia de la galería leonesa Tráfico de Arte, que durante diecisiete años desplegó una enorme actividad en la ciudad. El mayor logro de este espacio fue sacar, en la segunda parte de la década de los años noventa, la actividad creativa al espacio urbano y a la naturaleza creando una auténtica comunidad que participaba en los proyectos de una nueva generación de artistas que materializaron las ideas utópicas de llevar el arte a la vida y la vida al arte.

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