Las Cortes se ‘embarran’ en el primer ‘cara a cara’ con García-Gallardo

Los duros reproches marcan la comparecencia del vicepresidente, al que la oposición acusa de dar un mitin y el PP afea ejercer a la vez de líder de Vox

García-Gallardo, junto a Ruiz Medrano durante su comparecencia en las Cortes HERAS

I. Jimeno

Había ganas del cuerpo a cuerpo. O, más bien, sin llegar a las manos, del cara a cara. Pasar de los reproches, críticas, descalificaciones e incluso insultos a distancia, a hacerlo de viva voz y rostro presente. Y poco se mordieron la lengua ni unos ni otros, por más que el presidente de la Comisión de la Presidencia, Ramiro Ruiz Medrano, se tuviese que afanar cual árbitro en el ring en varias ocasiones a pedir silencio, reclamar respeto al orador y al oponente político, guardar las formas y hasta ponderar el sonido de las risas.

La comparecencia ayer del vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo, la primera ante la oposición, para explicar el programa de legislatura -cerrando el turno del Gobierno tras los diez consejeros-, más allá del contenido, destacó por lo embarrado del bronco debate, con alusiones incluso de calado personal y con los postulados e ideario de Vox en el centro de la diana. Por un lado, por la defensa que de principio a fin de su intervención trufó de ellos el propio Gallardo al desgranar «mi modelo». Por otro, por el reproche al «mitin» político que hicieron desde la oposición , y hasta el PP -socio de Gobierno- puntualizó. «Quiero creer que involuntariamente» ha sufrido «una confusión» entre el papel de dirigente de Vox y vicepresidente, apuntó después el popular José Luis Sanz Merino, quien no quiso hacer más sangre y mostró su confianza en que esa «ambivalencia» fuera «involuntaria» y abogó por el «diálogo». «El acento ha sido distinto, hay un número importante de cuestiones a matizar para que satisfagan a todos», apuntó, teniendo claro que siendo partidos «distintos», habrá cuestiones en las que «vamos a discrepar», pero «por encima» están los intereses de los castellano y leoneses. Y, de paso, barrió para casa: el presidente es Alfonso Fernández Mañueco y el PP ganó las elecciones, repitió en varias ocasiones.

«Vox no es el PP, ni el PP es Vox», había reconocido ya el propio García-Gallardo , quien en la réplica a Sanz tampoco quiso echar más sal a la herida. «Cuando digo que todo me concierne, me concierne a mí y al señor Mañueco», pues se trata de una acción de Gobierno que requiere de «mucho diálogo, comprensión y altura de miras». Ese «mi modelo» repetido por el vicepresidente, quien comenzó cargando contra el estado de las autonomías -«un lujo que no nos podemos permitir» y «fuente de desigualdades»- sirvió de munición a la oposición para poner en el centro de la diana también al PP como socio de gobierno con Vox.

«No tiene competencias ni atribuciones para estar hablando», sostuvo el socialista Luis Briones, quien acusó a Gallardo de convertir su comparecencia en un «mitin» y vender «falacias y mentiras», además de pedir al Mañueco que «mande a casa» a su número dos. «Estoy donde me han puesto los castellanos y leoneses. A ustedes sí les han mandado a casa», replicó el vicepresidente, quien no desaprovechó la ocasión para cargar de nuevo contra el Gobierno, por estar «plagado de mediocres» y hasta concluir que los procuradores socialistas «vienen aquí sólo a ganar dinero». Y ahí desató uno de los momentos más tensos, llamando «caraduras» a los parlamentarios del PSOE por compartir vehículo y pasar individualmente la dieta y registrar peticiones de documentación en grupo «para cobrar más dinero».

«Ha quedado a la altura del betún», respondió Briones, quien tacho de «barriobajera» la intervención de Gallardo y espetó: «La inteligencia no se mide por título, y un ejemplo es usted». «Si la inteligencia no la acreditan los títulos, ¿qué acreditan las cuotas, las cremalleras...?», respondió el vicepresidente dando la vuelta a los argumentos y arrimarlos a los suyo. «Son ustedes los que tratan a las mujeres como personas con discapacidad», señaló.

Restregar el relevo

No menos duro fue el tú a tú del vicepresidente con quien hasta hace menos de medio año ocupaba ese cargo en el Gobierno hasta diciembre de coalición de PP y Cs, Francisco Igea. «Al ciudadano Igea», replicó Gallardo, para dejar claro que ahora quien está en el poder es él y quien fuera número dos del Ejecutivo autonómico se ha quedado como único representante de la formación naranja. «La pena me la dan sus compañeros del hospital de Palencia, que le tienen que aguantar de vez en cuando haciendo colonoscopias», llegó a decir el dirigente de Vox, quien tachó a Igea de haberse convertido en «fantasma» de «tanto practicar la transparencia» . De «Casper político» llegó a calificar a su predecesor en el cargo, que segundo antes se salió de la sala ante el aluvión de calificativos recibidos. «Lo prometido solamente es humo», había censurado Igea, quien acusó al dirigente de la formación de Santiago Abascal de llevar a la Cámara el «enfrentamiento, el frentismo y la soberbia». Y salió incluso «en defensa» de Mañueco, tras las críticas a las medidas frente al Covid adoptadas y muy recriminadas por Vox.

Tono más suave con Ángel Ceña, de UPL-Soria ¡Ya!. Hasta llegaron a tenderse la mano para posibles acuerdos en una sesión de las discrepancias.

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