Confinamiento en León y Palencia: Resignación y controles para hacer cumplir las restricciones
Amplia presencia policial también en San Andrés de Rabanedo, el municipio leonés que también está confinado
Los 233.000 vecinos de las ciudades de Palencia y León y del municipio de San Andrés de Rabanedo, en el alfoz de la capital leonesa, se encuentran desde ayer y al menos hasta el 20 de octubre confinados perimetralmente y bajo unas medidas restrictivas que han aceptado con resignación y sin incidentes y que tienen su parte más visible en los importantes controles policiales que se han desplegado.
Palencia llevaba casi dos semanas con restricciones en los aforos sociales, culturales y de hostelería que no han doblegado de momento la curva de contagios ni la incidencia. Desde primeras horas de la mañana los agentes policiales se coordinaron para realizar controles aleatorios, donde informaron a los conductores de las medidas que tendrán que cumplir durante los próximos catorce días.
En cuanto a León -148.000 habitantes-, cuyos datos ya preocupaban la semana pasada, tiene una tasa de 510,45 casos por 100.000 habitantes, mientras que en la próxima localidad de San Andrés del Rabanedo -31.000 habitantes- la tasa es de 560 en los últimos 14 días.
Actividad normal
Durante las primeras horas del confinamiento, León presentó una actividad similar a la de las últimas semanas, con colas en el Ayuntamiento para hacer algún tipo de trámite, principalmente el de empadronamiento, o con los comercios y establecimientos de hostelería abiertos pero con nuevas restricciones. La Policía Local realizó controles de movilidad por la ciudad y contó con el apoyo de 70 agentes de la Policía Nacional y otros tantos de la Guardia Civil sin que se hayan registrado ningún tipo de incidencia ya que todos los desplazamientos estaban justificados, según informaron fuentes municipales a Efe.
El propietario de un emblemático local del Barrio Húmedo lamentaba que este cierre «va a significar más ruina para negocios que llevan ya muchos meses al límite de sus posibilidades y veremos cuántos aguantan», añadió antes de sentenciar que el nuevo confinamiento representa «una muerte lenta para el sector».
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