Educación

Colegio San Gregorio de Aguilar de Campoo: «héroes» TIC

El centro palentino recibe el galardón nacional que concede el Ministerio de Educación por su proyecto educativo

Dos alumnos del colegio San Gregorio de Aguilar de Campoo Fotos: ABC

ALBA MÍGUEZ

Mientras crecen los casos de acoso escolar y cada vez son más los jóvenes que abandonan prematuramente las aulas, hay centros escolares «empeñados» en demostrar que el sistema educativo sí funciona, siempre y cuando se logre la implicación de los alumnos a través de la motivación.

Es el caso del Colegio San Gregorio de Aguilar de Campoo , en Palencia, que ha dado un giro de 180º a la manera de educar «dejando a un lado la teoría» para enseñar a sus estudiantes conocimientos que puedan aplicar en «la vida real». Su día a día en el colegio pasa por enfrentarse y superar «diferentes retos» con la ayuda de las nuevas tecnologías para provocar en ellos un cambio de mentalidad: «Están acostumbrados a utilizar los móviles o las tabletas para pasar un buen rato, pero deben aprender a utilizarlas como herramienta de trabajo», explica uno de los profesores encargados del proyecto, Javier Ramos. Eso les ha permitido ganar uno de los Premios Francisco Giner de los Ríos que otorga el Ministerio de Educación a los centros que han conseguido no solo implantar una manera novedosa de enseñar, sino también fomentar la implicación y la participación activa de sus alumnos. En este caso, el proyecto «Héroes TIC. Aprendizaje basado en retos, uso de las TIC y el trabajo cooperativo» se desarrolla en colaboración con los 80 estudiantes que cursan 5º y 6º de Primaria en la sección bilingüe. Cada uno de ellos dispone de un ordenador portátil para combinar así el uso de las nuevas tecnologías con lo impartido en cada asignatura.

En el caso, por ejemplo, de Natural Science , los estudiantes deben plasmar todo su aprendizaje a través de un mapa conceptual desarrollado con la herramienta Popplet para reflejarlo luego en un vídeo utilizando la plataforma Screencast-O-Matic. En otra de las asignaturas, han pasado a convertirse en científicos para enfrentarse a sucesivos obstáculos que han tenido que sortear poniendo a prueba su ingenio y astucia.

También han desarrollado el proyecto «I want to be a good mycologist», donde los estudiantes han tenido que analizar varios tipos de setas y posteriormente volcar los resultados en una página web que incluye desde un diagrama digital sobre clasificación de los seres vivos hasta un Power Point con los diferentes tipos de setas, pasando por la grabación de un programa de radio sobre la importancia ecológica de los hongos.

Un «cambio metodológico»

Se trata, según explica Ramos, de un «cambio metodológico». En el Colegio San Gregorio, el profesor deja de ser esa persona que transmite sabiduría para pasar a ser alguien que «crea paisajes de conocimiento». «Son los alumnos los que van haciendo senderismo por ese paisaje y van cogiendo lo que les toca. Yo, como profesor, me convierto en un mero guía, mientras son ellos los que crean y generan sus propios contenidos para diseñar el aprendizaje final», señala el docente.

Una manera de enseñar que cambia el «rol establecido» porque incluso el clásico examen pasa a un cuarto o quinto plano a la hora de evaluar. Según explica Javier Ramos, los propios estudiantes adquieren un gran protagonismo cuando llega el momento de calificar la progresión y el trabajo realizado durante el curso. El alumno se autoevalua, pero además, se tiene en cuenta también la opinión del resto de compañeros. De esta forma, «el profesorado ve reducido su poder para evaluar», pues la calificación final se decide entre las tres partes implicadas.

En definitiva, también «un cambio de mentalidad» que afecta a alumnos y padres y al que hay que acostumbrarse. Los primeros días son algo complicados, pero según reconoce Ramos, una vez que se acostumbran y aprenden a trabajar de esa manera, los estudiantes son los primeros que lo «agradecen» porque es una manera «muy estructurada de trabajar que busca su motivación». «El conocimiento no solo se demuestra en un examen sino que se aplica a su día a día y gracias a ello aprenden el doble y están el doble de motivados», asegura este profesor de inglés.

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