Castilla y León: una campaña para marcar el futuro de la política nacional
Comienzan 15 días intensos en los que los líderes nacionales librarán su propia batalla electoral
Estos son los principales candidatos en las elecciones de Castilla y León
Nunca Castilla y León había estado en el centro del tablero político nacional como desde que el pasado 20 de diciembre el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco , anunciara el pasado 20 de diciembre la convocatoria de las elecciones anticipadas cuya campaña electoral arranca oficialmente esta medianoche con la tradicional pegada de carteles (virtual o no).
El motivo del inusitado interés por un comunidad histórica en el sentido más literal de la palabra y poco dada al ruido y a las alharacas no es principalmente —aunque también— conocer el reparto de los 81 procuradores que deberán elegir algo más de 2.1 millones de ciudadanos el próximo día 13 de febrero . La conformación del nuevo parlamento importa lógicamente después de la fallida coalición entre PP y Cs que evitó que el PSOE, ganador en las urnas en mayo de 2019, pudiera alcanzar el poder más de tres décadas después. Ahora, todas las encuestas —menos la del CIS— apuntan al Partido Popular como la única formación con opciones reales de poder gobernar cerca incluso de la mayoría absoluta a la que aspira con más deseo que esperanza cierta.
En todo caso, del resultado de estos comicios parece depender el futuro más inmediato de la política en España. Si los populares quieren pasar del ‘efecto Ayuso ’, con su contundente victoria en Madrid, al ‘efecto Mañueco’, con otro claro triunfo en Castilla y León, para marcar una tendencia definitiva que les allane al máximo el camino hacia La Moncloa, los socialistas quieren precisamente evitar a toda costa un escenario que les complicaría aún más su debilitada posición en el Gobierno central. A esta lucha nacional concentrada en una única región —la más grande de España, por otra parte— también se suma Vox con el reto de ser clave y condicionar el próximo gobierno castellano y leonés y demostrarse a sí mismo que también tiene ‘tirón’ en los comicios autonómicos. Mientras, Ciudadanos se encuentra quizás en la última oportunidad para evitar su pronosticada desaparición y Unidas Podemos trata de no seguir el mismo camino en una comunidad con pocos afines.
Presencia masiva de los líderes nacionales
Cualquier político nacional que se precie de tener cierto estatus tendrá su protagonismo en la campaña de Castilla y León. La nómina de ‘visitas’ es interminable como muestra de lo que está en juego. Si el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ‘alejó’ de la comunidad cuando más arreciaba el ‘caso Garzón’, ahora se volcará al participar en cuatro actos socialistas.
Mientras, el líder del Partido Popular, un habitual ya en esa tierra las últimas semanas, seguirá en la misma línea y participará tanto con Mañueco como sin él en varios mítines y encuentros sectoriales. Lo mismo se puede decir del resto de líderes de los principales partidos. Como muestra, hoy mismo y antes de que la cuenta atrás hacia las urnas eche a andar tanto el presidente del PPcomo la de Cs, Inés Arrimadas, arroparán a sus candidatos, mientras que Sánchez lo hará el sábado en Zamora y Santiago Abascal acompañará ese mismo día y el domingo al joven aspirante de Vox, Juan García-Gallardo. Junto a ellos, presidentes autonómicos, ministros, diputados, senadores y hasta el apuntador ‘conocerán’ Castilla y León.
Candidatos que también se la juegan
Más allá de la lectura e importancia para la política nacional de los resultados del 13-F, los principales candidatos a presidir la Junta también se juegan su propio futuro. El candidato del PP, Alfonso Fernández Mañueco, ya reconoció que ponía en riesgo su «presente personal» al convocar los comicios y todo lo que no pase por repetir como presidente de la Junta haría que su figura se tambaleara. En el caso del socialista Luis Tudanca, afronta su tercer intento de gobernar Castilla y León y, de no conseguirlo, todo indica que será el último.
Tampoco lo tiene fácil Francisco Igea, que ambiciona volver a ser clave en el futuro gobierno sin que ninguna previsión le otorgue ese papel. Si no logra, quizás pueda ‘descansar’ tras cuatro años en los que se ha enfrentado con todos: con los suyos y con los otros. Lo cierto es que los tres en este momento se ‘odian’ políticamente y se prevé un tono agrio y mucho ‘golpe bajo’ con Fernández Mañueco como principal diana. Buen fajador, apostará por la moderación frente a la ofensiva desesperada de Igea y un Tudanca, de momento en un perfil más bajo y que subirá su agresividad en cuanto considere que le es necesario. El debate televisados del próximo lunes —finalmente en TVE— puede confirmar si se imponen los argumentos y las ideas o los ataques y los insultos. Menos estrés para Pablo Fernández (Unidas Podemos), más enfocado en su cargo nacional, y para García-Gallardo (Vox), un recién llegado a la política.
El papel de la España Vaciada y los localistas
En unos comicios tan ‘concretos’ —sin municipales y sin otras autonómicas— y en una comunidad en la que la despoblación es el principal problema según los propios ciudadanos, la irrupción de los partidos de la España Vaciada —se presentan en cinco provincias— y la de otros sucedáneos de nuevo cuño junto al posible peso de las opciones localistas ya arraigadas (Por Ávila y especialmente los ‘rupturistas’ de la Unión del Pueblo Leonés) tratarán de convencer durante estos días a los que están desencantados con las grandes formaciones. Su éxito, apelando en muchos caso al agravio y al victimismo, puede hacer ‘bailar’ unos cuantos escaños.
La abstención en tiempos del Covid
No parece baladí tampoco el efecto que tendrá en el electorado el hecho de que la sexta ola del Covid aún circule —a la baja— por Castilla y León. Aunque no es la misma situación que la que se vivió en Galicia y Cataluña porque la gran mayoría de la población ya ha recibido varias dosis de la vacuna, el temor a una baja participación parece fundado en la que es la segunda comunidad más envejecida del país. Además, es la primera vez que unos comicios se celebran en pleno invierno y con un frío como para quedarse en casa. Los partidos apelarán a la participación, pero posiblemente sea el PP el que más necesite que voten los de ‘siempre’, que son los que le han dado las victorias históricamente.
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