Atentados en Bruselas
«Candé la bici y me puse a ayudar»
El vallisoletano Pablo Crespo fue uno de los primeros en llegar a la estación de metro de Maelbeek después de la explosión
«Pasaba con la bici y he visto salir humo y gente llorando de la estación de metro de Maelbeek». El vallisoletano Pablo Crespo fue uno los primeros en llegar a l a estación de metro de Maelbeek después de la explosión producida en esta estación del conocido como Barrio Europeo de Bruselas en el que se encuentran todas las instituciones europea y así relataba a la agencia Ical este informático vallisoletano que trabaja en la Comisión Europea en Bruselas sus primeras impresiones en una jornada negra para el país belga después de las dos explosiones que se produjeron en el aeropuerto principal de la ciudad y en la citada estación de metro.
«Cuando me he levantado sobre las 8.45 ya habían sido las explosiones del aeropuerto», recordaba Pablo Crespo, que va a trabajar en bici en un carril específico para este medio de transporte por una gran avenida «tipo el paseo de Zorrilla de Valladolid» . Al recorrer esa distancia y tras haber avisado a su familia de que no estaba en el aeropuerto y de que estaba bien, fue cuando este joven pasó por la estación de metro y vió «bastante barullo» y salir «humo y dos personas ensangrentadas». «He candado la bici y me he puesto a ayudar», relataba, recordando haber atendido a una chica que estaba llorando.
Después la Policía ha acordonado la zona y varios huéspedes de un hotel cercano se han acercado a ayudar con toallas. Precisamente, en ese hotel han permanecido más de tres horas con los servicios médicos y la policía.
Zona «donde trabaja todo el mundo»
La zona en la que se ha producido el atentado, aseguraba ayer Pablo Crespo, es «la zona donde trabaja todo el mundo en Bruselas» y el metro siempre «va hasta arriba». Cuando consiguió poder salir del hotel después de ayudar a víctimas y hablar con la Policía este vallisoletano, que lleva cinco años trabajando en Bruselas, se interesó por sus compañeros de la Comisión Europea, muchos de los cuales utilizan el metro para acudir a trabajar.
«Cuando ocurre algo así no te das cuenta. Es como si pusieras el piloto automático de ayudar», señalaba Pablo Crespo: «No sé ni lo que he sentido». Recordaba que no se puso nervioso y que lo primero que hizo es dejar su abrigo a la chica que estaba llorando: «Sólo puedes estar con ellos, no puedes decir nada más porque la gente está muy nerviosa y como mucho puedes ayudarles a llamar a su familia».
Esto último hizo con un señor que estaba bastante herido porque, al parecer, el artefacto explotó o a su lado : «He hablado con su familia y sigo haciéndolo. Espero que esté bien», sostenía el joven vallisoletano, quien en el momento de la conversación con la agencia todavía no ha hablado con su familia en Valladolid, más allá de algunos mensajes para decir que estaba bien.
Sobre la zona en la que ha ocurrido el siniestro, explicó que está llena de funcionarios de las instituciones europeas con edificios grandes y a cinco minutos del Parlamento Europeo. Respecto a la seguridad en la zona, Pablo Crespo reconoció que «contra esto no puedes hacer nada» porque, por ejemplo, en el metro no hay controles.
«Da más miedo desde fuera»
La situación de Bruselas dice que «da más miedo desde fuera» dado que sí, se ven militares en las calles, pero la vida sigue. Ahora, reconoce, esta zona está acordonada pero dos calles más allá la situación es normal. «Yo me siento seguro. Si ya tuvimos toque de queda sin haber pasado esto, mañana -por hoy- será un caos», apuntaba Pablo Crespo aparentemente tranquilo a pesar de la situación vivida en la capital belga.
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