Banville anuncia en Valladolid que su próxima novela será su último libro en este formato

En noviembre verá la luz 'Las singularidades' en su versión en inglés y llegará en castellano a España a principios de 2023

El escritor irlandés John, este domingo en la Feria del Libro de Valladolid ICAL

ABC

El escritor irlandés John Banville (Wexford, 1945) ha visitado en la tarde de este domingo la 55 Feria del Libro de Valladolid para participar en un encuentro con Rubén Abella, enmarcado en las actividades con Irlanda como País Invitado de esta edición. El autor de obras hipnóticas como ‘El mar’ (2005) o ‘El libro de las pruebas’ (1989) ha explicado que el próximo mes de octubre verá la luz la edición en inglés de ‘Las singularidades’, su nueva novela , que llegará traducida a las librerías españolas poco después, «en enero o febrero» del próximo año, y «será mi último libro en ese formato» , ha anunciado, pues ha pasado seis años escribiéndolo.

Conocido por ser capaz de impregnar a sus libros un estilo único, milimétricamente cuidado, Banville ha reconocido que no se ve capaz de embarcarse en el futuro en otra novela . «Me llevaría demasiado tiempo, lo he debido revisar como unas veinte veces y cada vez que lo hacía me parecía que empeoraba. No podría repetir este proceso», sentenciado antes de recordar el viejo dicho: «Las novelas nunca se terminan, se abandonan».

En declaraciones recogidas por Ical, tras bromear sobre el gancho comercial título de esa próxima obra («es muy atractivo, creo que se puede hundir como una piedra», ha señalado mordaz), ha adelantado que ‘Las singularidades’ «es un libro maravilloso, lleno de diversión, de vida, de escapismo y de evasión», si bien ha aclarado que « el lector tendrá que poner también de su parte y trabajarlo un poco , pero todo lo que merece la pena en la vida requiere esfuerzo».

Banville, ausente con novedades en las librerías de todo el mundo desde que en 2017 publicó ‘La señora Osmond’ (su lúcido acercamiento a ‘Retrato de una dama’, de Henry James, al modo de una atrevida secuela), podría así dejar atrás una senda que inició hace más de un siglo, cuando publicó en 1971 su primera novela, ‘Nightspawn’, inédita en castellano. Sí ha sido mucho más prolífico como Benjamin Black, el pseudónimo que adoptó a partir de 2006 (cuando publicó ‘El secreto de Christine’) para divertirse y dar rienda suelta a su gusto por la novela negra con una serie protagonizada por Quirke, un médico forense muy peculiar, cuya última entrega llegó el pasado año ‘Quirke en San Sebastián’ (‘April in Spain’ en su título original).

La escritura como vida

En Valladolid, el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2014 ha recordado sus inicios como escritor, que se remontan a sus tiernos doce años de edad, cuando devoró ‘Dublineses’, el único libro de cuentos que publicó su paisano James Joyce. Tras disfrutarlo, comenzó a escribir «imitaciones horribles» de aquellos cuentos que tanto le habían impactado, hasta que un día le dio forma a «un relato corto que parecía que no era mío». «Ese momento me marcó, y me hizo sentirme escritor por primera vez. Ahí me liberé», ha señalado.

Aquel cuento iniciático era ‘Long Lankin’ (inédito en castellano hasta la fecha), y marcó el comienzo de un camino. «Cuando la gente habla de la capacidad de la literatura para permitir que nos evadamos de nuestra existencia, se equivoca. El arte nos lleva hacia nuestra propia vida, nos da más de ella, no menos», ha subrayado.

Para Banville, «el arte no es un artículo de consumo, ni tampoco pretende impartir lecciones de moral, de ética o de política; su función es intensificar nuestra propia experiencia de la vida y nuestra extrañeza ante la existencia». Cuestionado sobre el impacto de la cultura en la sociedad actual frente al peso que tenía cuando él comenzó a escribir, el autor de ‘Imposturas’ (2003) ha señalado que «probablemente nadie se va a interesar en lo que escribo yo en estos tiempos, y si lo que uno escribe no es relevante, pasa a ser irrelevante».

Ironías con carga de profundidad al margen, Banville ha destacado que «siempre hay lectores». «Escribimos novelas y libros, los metemos dentro de una novela, los lanzamos al mar y, en algún caso, alguien en apuros en una isla desierta los recibe y es posible que le iluminen». Al respecto, ha recordado una anécdota que vivió su difunta mujer cuando una cajera de Mark & Spencer le cogió la tarjeta de crédito para cobrarle y le preguntó si tenía algún parentesco con el escritor. «Al decirle que sí, la cajera le dijo que ‘El mar’ era lo más bonito que jamás había leído. Me podrían haber escrito decenas de reseñas entusiastas en prensa especializada y no hubieran significado tanto para mí como aquellas palabras. El verdadero arte no se hace para el crítico, para los académicos ni para los intelectuales, sino para la gente corriente , aunque es cierto que sería difícil decir quién es la gente corriente», ha sostenido.

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