Archivado el caso del menor que murió tras ser reducido en el Zambrana

La juez estima que «no ha resultado acreditado que el fallecimiento se produjera como consecuencia de un comportamiento negligente de los dos vigilantes»

Exterior del centro de menores Zambrana, en Valladolid F. HERAS

ABC

El Juzgado de Instrucción número 5 de Valladolid ha archivado la investigación por la muerte de un adolescente internado en el centro de Menores Zambrana, el pasado 3 de marzo, según informó han informado este lunes fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León.

El joven, de origen tunecino y de 14 años de edad, falleció en el centro para infractores, ubicado en Valladolid, después de un comportamiento «violento contra el personal educativo y las instalaciones», y después de ser reducido por guardias de la seguridad. Los hechos se desencadenaron sobre las 22 horas, cuando el joven sufrió una crisis y fue necesaria la intervención de los efectivos de seguridad. El joven permanecía en el área de socialización y tenía problemas de conducta.

Según se argumenta en el auto, la clave para ver si los investigados pudieron actuar de forma negligente radica en determinar si el menor presentaba signos de asfixia. En este sentido, los hallazgos de la autopsia descartan esta hipótesis, ya que no había signos traumáticos de una oclusión externa de los orificios respiratorios -no se le tapó la boca y la nariz impidiéndole respirar con normalidad- y tampoco había signos traumáticos de que se hubiera producido una compresión del cuello, de tipo estrangulación o ahorcadura.

Además, también se descarta que se produjera una asfixia por compresión torácica, esto es, que los investigados hubieran comprimido con fuerza la espalda del menor cuando estaba boca abajo, y se recalca que el menor no presentaba lesiones que permitan determinar que se empleara una fuerza inusitada o desmedida en la reducción.

Por último, se considera que la causa fundamental de la muerte se produjo por un «delirio agitado» durante la contención mecánica, ya que el menor sufrió un ataque de ira, a la que era propenso, «y la contención le impidió liberar la ira o agitación, con liberación de adrenalina, que le provocó una parada cardiaca, de tal forma que la muerte se produjo durante la contención, pero no como causa de la misma, situación que ni era previsible, ni era evitable, tratándose, por tanto, de una muerte natural».

Tras una breve estancia en el también vallisoletano Montero y otra en un centro de Zamora, había sido trasladado al Zambrana el 25 de enero de este año, por decisión del juzgado tras repetidas «conductas disruptivas y violentas» que habrían ocasionado hasta cinco episodios similares y anteriores, siempre con aviso judicial y una revisión sanitaria del menor, según explicó en el momento del deceso la consejera de Familia, Isabel Blanco.

En este caso, tras arrancarle la mascarilla a otro interno y negarse a subir a su habitación, el menor no habría aceptado de buen grado que los educadores le castigasen sin televisión o reduciéndole su asignación semanal, según indican los testimonios de los vigilantes y los educadores. Estos primeros le detuvieron cuando «se abalanzó» sobre uno de los educadores.

«Al resistirse de forma enérgica», los investigados reconocieron que tuvieron que inmovilizarle en el suelo, boca abajo, uno sujetándole las piernas con las suyas y las dos manos, y el otro, sujetándole la cabeza con una mano y el brazo derecho bajo su cuello. Como las llamadas a la calma de los responsables no dieron efecto, uno de los dos vigilantes le puso los grilletes, permaneciendo así unos 14 minutos. En ese momento, se percataron de que no respondía, llamaron al 112 e intentaron reanimarle, pero sin éxito , ya que el joven tunecino falleció.

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