«Antes o después se discutirá la primacía de España en el mundo del español y eso nos afectará»

El director del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua ve un «disparate» la ley Celaá y alerta que supondrá un «deterioro serio» de la imagen de nuestro país

Gonzalo Santonja, en su casa de La Losa (Segovia), desde donde atendió a ABC A. TANARRO

H. Díaz

Lleva al frente del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua desde su fundación, hace ya 18 años, entidad volcada en la difusión de nuestro idioma. Por eso, al escritor y filólogo Gonzalo Santonja, catedrático en la Universidad Complutense de Madrid , le preocupa sobremanera las consecuencias que pueda tener la supresión del español como lengua vehicular, enmarcada en la denominada Ley Celaá, que cree, sin dudarlo, que supondrá un «deterioro serio» para la imagen de España y su posición como centro «histórico» del español.

-¿Cómo calificaría la Ley Celaá?

-Como la continuación de un desastre en el que estamos metidos desde hace muchos años. El Gobierno de Aznar aprobó en 2002, cuando era ministra Pilar del Castillo, una ley orgánica de calidad de la enseñanza que no llegó a entrar en vigor porque inmediatamente fue derogada por Zapatero, que a renglón seguido promulgó la LOE, nefasta desde mi punto de vista porque inició la dinámica ésta de pasar de curso con suspensos. El PP la derogó e implantó la Lomce, que fue contestadísima por la otra media España y ahora Celaá saca la Lomloe. Entre 2002 y 2020 hemos tenido cuatro leyes de educación, ocho o nueve desde que se implantó la Democracia, ya hasta he perdido la cuenta. Una persona de 18 años ha conocido cuatro leyes orgánicas de educación. Esto es un disparate. No sucede en ningún otro lugar del mundo. Eso no lo aguantan ni los alumnos ni los profesores ni el sistema.

-¿Y dónde está la raíz del problema? ¿A qué debe la imposibilidad de llegar a un pacto por la educación?

-Por lo visto, los españoles somos incapaces de convivir civilizadamente. No quiero incurrir en la cosa fácil de hablar mal de los políticos, porque éstos emanan de la sociedad; luego el problema está en ella, y los políticos lo agravan, ya que es evidente que somos incapaces de ponernos de acuerdo en cosas absolutamente fundamentales. Las leyes de educación no pueden ser ni del PP ni del PSOE, tiene que ser una ley de país y esto verdaderamente se tiene que arreglar porque estamos metidos en una espiral caótica.

-Uno de los puntos más contestados de la nueva norma es la supresión del español como lengua vehicular en la educación. ¿Cuál es su opinión?

-He escuchado decir que eso del español como lengua vehicular se introdujo en la Ley Wert y que no hay razón para la queja pues antes no lo recogía la norma, pero es que esa norma hay que ponerla en su contexto. Es evidente que antes no estuvo explícitamente desarrollado el concepto de lengua vehicular de la educación porque no hacía falta, como tampoco está desarrollado en Italia, Francia o Alemania. La Ley Wert fue una reacción a la política de inmersión lingüística catalana, saltándose todas las normas y con constantes declaraciones a favor de la independencia y la erradicación del castellano. En España hay muchas personas que opinan desde la ignorancia, hablan de la riqueza de nuestro país por tener cuatro lenguas, pero nuestro caso no es único. ¿Conocen la situación, por ejemplo, de Italia o el Reino Unido? ¿Acaso no se hablan en Francia lenguas como el bretón, el corso o el vasco, y etcétera, etcétera? Y eso en el contexto europeo, pero si nos pasamos a Hispanoamérica y vamos a Perú o México, junto al castellano conviven infinidad de lenguas indígenas. Esto es normal en todo el mundo. Lo que no es normal es la solución que se está dando a esta situación en España. A nadie en Italia se le ocurre pedir que el italiano deje de ser lengua vehicular u oficial, o que el francés deje de serlo en Francia. Somos nosotros los que damos una respuesta diferente. A lo mejor somos los únicos equivocados. Nadie ha incurrido antes en ese disparate.

«Las leyes de educación no pueden ser ni del PP ni del PSOE. Esto se tiene que arreglar porque estamos en una espiral caótica»

-¿Y qué consecuencias más inmediatas puede traer?

-La imagen que se está transmitiendo en España del exterior es absolutamente caótica. Si decimos que a ningún francés se le pasa por la cabeza poner en discusión que el francés es la lengua de Francia y la lengua vehicular de la enseñanza, y ellos lo tienen muy claro, pues no pueden entender el galimatías de España. Y una cosa que no entiendes, pues no la miras con simpatía. De manera que esto va a producir, y está produciendo ya, un deterioro serio de la imagen de España. Luego, además, el español es una lengua universal y hay países muy potentes por su peso demográfico que hablan español. Estoy pensando en Argentina, en México... El español que se habla en Estados Unidos no es el de Guadalajara, ni el de Valladolid o Burgos, es el de México. Antes o después, si seguimos con esa política temeraria, puede producirse un desplazamiento del centro histórico del español. El director de la Real Academia, Antonio Muñoz Machado, escribió un libro donde lo demuestra fehacientemente: el español es la lengua de Hispanoamérica porque sus pueblos así lo quisieron. Ellos han conseguido que las distintas lenguas que se hablan en el país no sean un problema y aquí se está consiguiendo para perjuicio de todos que sea cada vez mayor, y antes o después va a haber una reacción.

-¿Cree, como también han dicho, que atenta ese punto de la Ley contra la Constitución?

-No soy jurista, y por lo tanto tengo que hablar con mucho cuidado en ese sentido. Lo que estoy diciendo desde mi punto de vista es que atenta contra el sentido común y la Historia.

-Uno de los objetivos del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua es la difusión del español. ¿De qué manera puede afectar a instituciones como la que dirige u otras como el Instituto Cervantes?

-Nos va a afectar, no a corto plazo y de una manera inmediata, porque este tipo de reacciones son lentas, pero claro que lo hará. Antes o después se va a discutir la primacía de España en el mundo del español y eso nos va a afectar a todos. Aquí se ha abierto la caja de los truenos.

«Si seguimos con esa política temeraria, puede producirse un desplazamiento histórico del español»

-¿Y al turismo idiomático y toda la economía que se mueve en torno a la enseñanza del español, especialmente en nuestra Comunidad?

-Lo que sucede es que ahora hablar de turismo, de cualquier tipo de turismo, es una cosa muy aventurada. Vamos a ver cómo salimos de la pandemia, si es que salimos. El mundo de internet también ha cambiado mucho las cosas. La Complutense, mi universidad, se ha metido con mucha alegría en eso de las clases on line y creo que no es consciente de los muchos peligros que tiene.

-Entonces, ¿qué hacer para que este sector de la enseñanza del español vuelva a ser lo que fue?

-No tenemos que intentar ser lo que fuimos, sino mejor, pero las circunstancias son complejas. Lo primero es salir de esta situación y a partir de ahí, plantear una reflexión seria, que no se está en el camino de hacer.

-¿Y qué iniciativas habría que poner en marcha a partir de esa reflexión?

-Desde luego, distintas a la de dar una cátedra a la mujer de Pedro Sánchez. La universidad tiene que recuperar sus raíces y ser un centro de exigencia. Ahora se ha impuesto una enseñanza que busca el igualitarismo en el conocimiento y éste no puede ser seña de identidad de una enseñanza universitaria. ¿Por qué va mucha gente a estudiar a la Universidad de Salamanca? Porque tiene un departamento muy bueno en cuestiones lingüísticas y cuando buscas en este sentido, te salen inmediatamente referencias. Esto es básico y cuesta dinero, y si no se invierte no se puede obtener.

-¿Precisamente esta institución académica podría verse afectada por esa política del español?

-La Universidad de Salamanca tiene un equipo rectoral muy potente. La respuesta que demos, si somos capaces de darla, en buena medida se va a articular desde esta universidad. Pero la situación también es mala para ellos.

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