El asesinato de un guardia civil en Talavera que desembocó en el fusilamiento de las Trece Rosas
El último libro del historiador Benito Díaz Díaz desvela los «misterios» de este hecho en el que se implicó a personajes importantes del franquismo como Manuel Gutiérrez Mellado
![Isaac Gabaldón (marcado con una flecha) en Madrid, 1938.](https://s2.abcstatics.com/media/espana/2021/03/11/gabaldon-kM1E--1248x698@abc.jpg)
El 29 de julio de 1939 Isaac Gabaldón, comandante de la Guardia Civil y miembro del Servicio de Inteligencia y Policía Militar (SIMP) durante la dictadura franquista, fue asesinado vilmente junto a su hija Pilar y al soldado conductor José Luis Díez a manos de tres comunistas de la Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) en las proximidades del municipio toledano de Talavera de la Reina, donde estaba destinado. Un hecho que desembocó en una cruenta represión del régimen en los días posteriores que acabó con la ejecución de 67 jóvenes antifranquistas, entre los que se encontraban —además de los autores y cómplices— las conocidas como las Trece Rosas .
![Portada del libro de Benito Díaz](https://s2.abcstatics.com/media/espana/2021/03/11/portada-kUtG-U402095059645cVC-220x300@abc.jpg)
Esto es lo que se sabía ya de este asesinato que ha estado durante décadas rodeado siempre de un halo de misterio y de teorías conspirativas, algo que Benito Díaz (Pozoblanco, Córdoba, 1955) busca ahora despejar en su libro « El asesinato del comandante Gabaldón: conspiración, bulos y fusilamiento de las Treces Rosas » (Almud Ediciones). Este historiador, hijo de guardia civil y residente desde hace tiempo en Talavera de la Reina, es especialista en la postguerra española y, sobre todo, en la actividad guerrillera antifranquista en esta comarca.
«Por fin, sabemos quiénes son los verdaderos responsables de este asesinato», asegura a ABC Benito Díaz, que explica que los tres jóvenes comunistas de las JSU, disfrazados de militares, mataron al comandante de la Guardia Civil y a sus dos acompañantes en su coche oficial durante un supuesto control de carreteras. El objetivo de los asesinos, apunta, era conseguir un buen botín económico para liberar a algunos compañeros encarcelados tras la guerra civil española.
El autor del libro subraya que en torno a estos hechos se creó una «teoría de la conspiración» que, con epicentro en Talavera de la Reina —donde residía la familia de Isaac Gabaldón —, se extendió entre algunos sectores políticos de la sociedad franquista, acrecentada por rivalidades entre distintas facciones de la dictadura y entre diferentes cuerpos de seguridad del Estado. «Las muchas falsedades y bulos que difundieron sin pruebas su viuda y su amiga falangista Aurelia Segovia, y que se construyeron alrededor de este asesinato se han mantenido hasta nuestros tiempos; patrañas e infundios que espero desmontar con este libro», afirma.
El libro desvela que estos hechos se enmarcan dentro de la «cruzada antimasónica» iniciada por Francisco Franco , algo que sirvió para culpar de estos asesinatos a militares franquistas con un pasado masónico. Según las teorías conspirativas, algunos de ellos, planificaron un atentado para arrebatar a Isaac Gabaldón unos comprometedores documentos del Archivo de la Masonería y el Comunismo que, sin embargo, nunca llegó a tener en su poder, pues no fue nunca el encargado de ese centro ubicado en Salamanca.
![Recordatorio del primer aniversario del asesinato](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2021/03/11/esquela-gabaldon-kUtG--510x349@abc.jpg)
Entre los personajes relevantes del régimen a los que se acusó de la muerte del comandante de la Guardia Civil, pese a sus logros durante la contienda, se encuentran militares del SIMP como Francisco Bonel Huici, Cristino Torres García, Pedro Fernández Amigo, José Ungría Jiménez o Manuel Gutiérrez Mellado, quien incluso como vicepresidente primero del Gobierno y ministro de Defensa en los primeros años de la Transición siguió recibiendo acusaciones sobre éste y otros hechos procedentes de la extrema derecha española.
De esos ataques, tal y como informa Benito Díaz, tampoco se libraron importantes nombres de la sociedad talaverana, a los que se responsabilizó también de ser autores intelectuales del asesinato de Isaac Gabaldón. Algunos de ellos fueron el médico José Fernández Sanguino y el general de brigada retirado Emilio Borrajo Viñas , primer alcalde-presidente de la comisión gestora franquista. Algo que no es casual, ya que durante su época de comandante de Guardia Civil en Talavera de la Reina se dedicó a perseguir a supuestos masones y personas de ideología republicana, sobre las que escribía unas pequeñas fichas.
![Cruz conmemorativa](https://s1.abcstatics.com/media/espana/2021/03/11/cruz-gabaldn-kUtG--220x220@abc.jpg)
El autor del libro señala que el nombre del comandante Gabaldón, «sin ser un personaje sobresaliente en su profesión ni un militar con proyección», tras su «misterioso» asesinato, aparece reflejado en numerosos artículos y ensayos, incluso en el extranjero. La razón que apunta es que el entonces ministro de Gobernación y de Asuntos Exteriores, el falangista Ramón Serrano Súñer , conocido como el «cuñadísimo» de Franco, puso en marcha una rápida y dura represión a la voz de «hay que dar una respuesta». Fruto de ello, se fusiló a 70 personas, en su mayoría jóvenes antifranquistas, entre las que se encontraban las conocidas como las Trece Rosas, en boca de mucha gente incluso hasta nuestros días.
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