La negativa a matar un toro nunca se había visto en Consuegra
Ocurrió el sábado 25 de septiembre cuando Finito de Córdoba, un experimentado torero, estaba en el último tercio de la lidia
La plaza de toros de Consuegra que a lo largo de sus 129 años de historia ha sido testigo de espectáculos taurinos, apoteósicos unos, notables otros o a veces decepcionantes, pocos espectadores que el pasado sábado, en la mitad de su aforo cubrían los tendidos, iban a presenciar el hecho de que un experimentado torero, se negara a matar un toro , estando ya en el último tercio de la lidia.
Esto ocurría la tarde del sábado, 25 de septiembre de 2021, con el diestro, Juan Serrano 'Finito de Córdoba' de protagonista. El segundo de su lote había sido devuelto por invalido, siendo sustituido por el primer sobrero, lo mismo que sus hermanos, de la ganadería de Fuente Ymbro, negro, de nombre Sabueso, herrado con el número 190, de unos 550 kilos de peso. Aunque se le castigó en varas, el maestro lo había lidiado sin mucha convicción pero, incompresiblemente, a la hora de la suerte suprema, tras dos pinchazos fallidos con el acero, aludiendo que el toro acusaba falta de visión, se negó a matarlo, dejando impasible que el tiempo fuera trascurriendo y, tras los tres avisos reglamentarios de la presidencia, el astado acompañado de los cabestros fue devuelto a los corrales; todo ello en medio de una bronca monumental, que no pasó a mayores gracias a la cordura del respetable.
Nadie de los presentes comprendía que un torero con treinta años de alternativa (en Consuegra había toreado el 2002 junto a Eugenio de Mora y El Juli) dejara un toro sin matar; cuando en plazas de tercera como ésta, un bajonazo puede incluso cosechar trofeos.
Puestos a bucear en las estadísticas de la plaza de Consuegra, no encontramos, caso semejante. Lo más parecido fue en el Corpus de 1961, cuando en una novillada sin picadores, los diestros Antonio Maeso, Canuto y el sobresaliente, Juan Sánchez resultaron corneados y el último novillo tuvo que rematarlo las fuerzas de orden público. Más atrás en el tiempo, el día de Santiago de 1928, en una novillada como la anterior, según el diario El Imparcial: «Por renuncia de los matadores 'Niño de Sevilla' y el local, Miguel Cantador 'Bolito', el tercer animal fue lidiado y muerto por el novillero zaragozano 'Lozanito', que estaba en el tendido como espectador. El último, ya de noche, lo mató a tiros la Guardia Civil. Los toreros pasaron la noche en la cárcel». Como puede observarse, se trató de dos festejos con toreros modestos, pero nunca como ahora, que el protagonista fuera un consumado profesional de la tauromaquia.
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