«Los juicios del vampiro», ópera prima de una poeta de 18 años
Alicia Agudo Sáez presenta su trabajo en la Casa de la Cultura de Fuensalida este viernes
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Alicia Agudo Sáez cumplirá 19 años el 27 de octubre. Residente en Fuensalida (Toledo), estudia el segundo curso de Filología Hispánica en la Universidad Complutense de Madrid. Su primer poemario, Los juicios del vampiro (Ediciones de Humo) , será presentado en la Casa de la Cultura de su pueblo este viernes (20:00).
¿Qué encierra su libro?
Posee una introducción formada por cinco fragmentos de prosa poética unidos bajo el título de Las reflexiones de la resucitada . Se muestra el universo alegórico en el que se enmarcan los 28 poemas posteriores. La espiritualidad, la muerte, la pasión irrefrenable y la falsa concienciación de los problemas que embargan a una humanidad ya perdida son los puntos más explorados.
¿Por qué hay que leerlo?
Merece la pena darle una oportunidad puesto que el poemario es el resultado procedente de una gran exploración sobre las temáticas anteriormente mencionadas, realizada mediante un cúmulo referencias a diversos conceptos –filosóficos, mitológicos, artísticos…- que se tratan de diseccionar y revisar, intentado generar una pequeña aportación a la visión de los mismos que posea el lector.
¿Por qué y desde cuándo escribe poesía?
Recuerdo haber escrito algunos pareados u oraciones con metáforas sencillas sobre los dibujos que regalaba a mis padres y amigos cuando era pequeña; así que podría decirse que es una posibilidad que siempre había visto. De todas formas, fue a los catorce años cuando empecé a tomarme en serio tal posibilidad. Me motivó mi antiguo profesor de lengua cuando nos dijo en clase que, si había un color para definir el romanticismo como movimiento literario, ese debía de ser el negro y no el rojo. Esto incentivó mi curiosidad por descubrir qué había más allá de la literatura juvenil que hasta entonces había devorado, llevándome indirectamente a conocer aquellos escritores que poco después pasarían a ser mis primeras influencias.
Pero, laboralmente, tendrá que compaginarlo con una profesión, ¿Con cuál le gustaría y por qué?
Actualmente, me decanto por la enseñanza de la materia en la que me estoy especializando, aunque no descarto otras posibilidades como la investigación, el trabajo bibliotecológico o editorial.
Poeta a su joven edad, ¿se siente un bicho raro entre sus amigos?
Lo cierto es que no. Tengo el placer de contar con grandes amigos que, compartan o no un interés inicial por la literatura, tratan de comprenderme tanto como yo a ellos. Llegan a seguir mis recomendaciones en algunas ocasiones y apoyándome siempre en mis proyectos.
Desconozco si Pedro Sánchez y Pablo Iglesias leen poesía. Pero, ¿cree usted que la poesía ayuda a las personas a entenderse?
No creo que pueda existir una comunicación directa que permita a dos personas entenderse como lo haría el diálogo. Lo que sí creo es que la poesía exige introspección para el escritor y la demanda en el lector, y tal hecho puede llevar a las personas indirectamente a cuestionarse sus principios morales en base a los que muestre el yo poético –de forma reflexiva, que no recíproca. Esta expectativa, sin embargo, puede acabar frustrándose si el lector no realiza su tarea de forma activa y en un contexto favorable.
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