Ser ganadero de bravo, un sueño cumplido
Surge una nueva ganadería en la finca 'El Lucero' situada en Añover de Tajo
![Los participantes en el herradero que supuso el comienzo de la ganadería de bravo en la finca ‘El Lucero’ de Añover de Tajo](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2022/01/16/alfredo-kApG--1248x698@abc.jpg)
Como un regalo que le trajeron los Reyes Magos, Alfredo Ruano celebró el fin de las fiestas navideñas. El joven toledano, oriundo a partes iguales de Añover de Tajo y Alameda de la Sagra, abrió el envoltorio del presente y descubrió los becerros y becerras que debía bautizar.
Rodeado de amigos, familia y curiosos empezó el ritual soñado desde niño. Un sueño hecho realidad tras hacer viajar desde tierras andaluzas las seleccionadas progenitoras en número de cincuenta que ha visto reducido su número a sólo treinta. Estas son las hembras que proceden de las mejores reatas del afamado hierro de Núñez del Cubillo que, con el cruce del semental de la misma procedencia, darán los mejores frutos de bravura toledana.
El emplazamiento está a orillas del rio Tajo, en el paraje conocido como La Infantas . Una extensión de 40 hectáreas será el paraíso natural para la ganadería en ciernes. La marca que les diferenciará a los nuevos pupilos de Ruano serán sus iniciales entrelazadas, la A y la R, coronadas por un semicírculo de tres puntas. Complementa esta localización con la finca ‘El Lucero’, donde tiene la plaza de tientas e instalaciones modélicas , conocido por muchos aficionados por haberla visitado en alguna que otra capea o fiesta.
La jornada del herradero congregó a casi un centenar de personas, jóvenes en su mayoría y muchos niños que pasaron un día magnífico entre la naturaleza del entorno y las reses bravas.
Alfredo cuenta con una prole de amigos que dan envidia, jóvenes aficionados a la tauromaquia que pasan las tardes y fines de semana acompañándole en las tareas de campo, por lo que este ritual se convirtió en un evento de primera.
Para ello se han encargado todos los números y el símbolo de la ganadería en hierro con su correspondiente mango de madera que impida quemarse cuando incandescentes son puestos en el costado derecho de las reses. Todo ello está bajo la atenta mirada del veterinario oficial que levanta acta del número que se queda en el cuero del animal con su crotal de nacimiento que lo vincula a sus progenitores.
Calentados los hierros con butano en un artilugio que ha relegado las hogueras, se van poniendo al rojo aquellas marcas que se van indicando dependiendo si son machos o hembras. El primer macho que se herró fue de capa colorada, de los nueve que estaban encerrados . Mientras, de las doce hembras para marcar, el número uno recayó en una becerra de pelo negro.
El procedimiento es similar en muchas explotaciones de bravo: el animal es conducido a un cajón metálico que impide su movimiento y una vez reducido se le fue poniendo a fuego el “DNI” que va a mostrar en público. La camada que se herró fue la que lleva en su brazuelo el número cero, correspondientes a los animales nacidos en el año ganadero 2020 , que va desde el 1 de julio de 2019 hasta los nacidos el 30 de junio de 2020.
La rutina se rompe cuando el joven y animado Ruano indica que se suelte la res al corral y sean los mozos los que tengan que reducirla. Entonces se monta la algarabía natural, las caídas, risas, volteretas y gallardías de los más osados que logran enganchar a la res y fijarla al suelo.
Así se hacía siempre de manera tradicional y en esta nueva ganadería no se quiere perder esta costumbre, pues casi la mitad de los marcados en la primaveral mañana de enero se agarraron por la fuerza.
Lo que pasa es que cuando más animados están los jóvenes que participan en esta labor campera, más locuras se les ocurren y se juntan dos becerritas sueltas en el corral, teniendo que esquivarlas y atraparlas al mismo tiempo, y así levantar las risas de los más precavidos que lo ven a cubierto. Hay que estar muy pendientes de no equivocarse al señalar los números en el costillar y que a la vez que se vacunan, se les identifique de manera adecuada .
Otro aspecto que destaca dentro del cuidado del propio ganadero y su equipo es que,, aparte de vacunar a los animales, nada más marcarlos a fuego se encargó Manolo ‘Bolega’ de echarles un spray cicatrizante que alivia posibles heridas y ayuda a cerrar la señal férrica.
Alfredo Ruano disfrutó con el regalo de los Reyes Magos y con la ayuda cómplice de sus amigos se herraron en poco más de dos horas la veintena de reses dispuestas sin ningún contratiempo ni lesión visible de las reses, que luego pueden por su mal manejo sufrir lesiones en sus astas.
Esta primera camada tendrá que recuperarse en los cercados de su finca y esperar varios meses hasta que las hembras se puedan encerrar en la plaza de tientas y probar si la bravura que llevan dentro es suficiente para seguir siendo madres de la nueva ganadería toledana. Los machos tendrán como destino los ruedos de los cosos de los pueblos, según decida Ruano si la lidia ha de hacerse de añojos, erales o utreros.
Lo que no faltó al terminar la jornada campera fue la comida y bebida que de manera generosa se organizó con cocineros acostumbrados a hacer ranchos numerosos, acompañados de generosos espirituosos que paliaron el relente del frío cuando el sol iba desapareciendo.
Con este herradero vemos nacer otra nueva ganadería en Toledo, varias ya en los últimos años de las que hemos sido testigos que continúan con una tradición que en la provincia sigue muy viva y nos ha deparado en Añover de Tajo una nueva casa ganadera gobernada por un joven e ilusionado Alfredo Ruano, al que le deseamos la mejor de las suertes en esta andadura maravillosa.
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