Renée, 886 noches en la morgue

El cadáver de esta mujer de 83 años, cuyo hijo fue acusado de su muerte, permanece en una cámara frigorífica a la espera de saber qué se hace con él

Fachada del Servicio de Patología del Instituto de Medicina Legal de Toledo, esta mañana. En estas instalaciones se encuentra el cadáver de Renée Manuel Moreno

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Renée Yvonne Belveze tenía 83 años cuando falleció y su cadáver lleva 886 noches en la morgue del Instituto de Medicina Legal de Toledo, en el cementerio de la ciudad. De origen francés, descansa desde hace dos años, cinco meses y otros tantos días en una de las cuatro cámaras frigoríficas de larga estancia . Se conserva a una temperatura de entre cero y menos veinte grados mientras se está a la espera de que el juzgado correspondiente -el de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Toledo- decida a quién se debe entregar el cadáver.

Es el que más tiempo lleva custodiado en el Servicio de Patología de este Instituto de Medicina Legal, dicen. Llegó el viernes 10 de enero de 2020. Renée había muerto en su pequeño piso de 50 metros cuadrados; el que compartía con su hijo Juan Pedro en el barrio toledano de Santa Bárbara, en el número 37 de la calle de la Fuente.

Luego Juan Pedro, que tenía 49 años, pasó 420 días en prisión provisional en Ocaña I. Se le acusó entonces del asesinato y de la agresión sexual a su progenitora, después de que los primeros resultados de la autopsia apreciasen aparentes signos de violencia. Sin embargo, el juzgado decidió finalmente no procesarlo porque la muerte de Renée, una anciana con muchos achaques físicos, pudo tener un origen meramente accidental por una caída al suelo, según el informe definitivo de la autopsia.

«El cadáver era una prueba de convicción. Pero ahora que ya se ha cerrado el sumario, aunque no está archivado definitivamente por la Audiencia Provincial de Toledo, hace falta saber quién se hace cargo del entierro», explica a 'ABC' José Luis Chorot, el abogado de Juan Pedro.

«Sin recibir un euro»

El letrado y el hijo desconocen si hay en vigor una póliza de decesos a nombre de Renée para que una aseguradora se haga cargo de ese trámite. «Hablé con la compañía, pero no quisieron darme ningún tipo de información por teléfono. Necesito la póliza de la madre para aportarla al juzgado y que decida qué se hace con el cadáver», dice el abogado.

«Si la aseguradora no se hace cargo de él, sería entonces el Ayuntamiento, que luego pasaría el cargo a Juan Pedro», relata Chorot. « Pero él no puede pagarlo -continúa-, porque está sin recibir un euro desde que ocurrió la muerte de su madre».

Juan Pedro vive en un albergue en Toledo y su letrado está intentado arreglar su situación laboral con la empresa en la que trabajó hasta el funesto 10 de enero de 2020. «No cobra el paro y es difícil encontrarle un empleo -asegura- porque su estado psicológico creo que no lo va a permitir».

En mayo el Instituto de Medicina Legal de Toledo, donde la capacidad para la conservación de cadáveres es limitada, recordó al juzgado que el de Renée seguía a su disposición en una cámara frigorífica. El oficio fue enviado al abogado de Juan Pedro para acelerar el trámite que permita el entierro de su madre. Pero el Instituto de Medicina Legal no tiene conocimiento de que alguien haya reclamado el cadáver, por lo que Renée pasará otra noche más en la morgue. Será la número 887.

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