MEMORIAS DE UN RÍO AÑORADO (1)

De las nutrias que había en el Tajo a las espumas que subían al Miradero

La carta al director de ABC que Félix Villasante envió en 1971 y que aún sigue vigente

Esta es la foto más antigua que existe donde se ven las espumas del Tajo, en 1967 TOLEDO OLVIDADO
María José Muñoz

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Su nombre es Félix Villasante López , un toledano de 85 años tan apasionado por Tajo que sus amigo de juventud le llamaban ‘amador de los ríos’ . Después de tantas décadas desde aquellas vivencias felices junto al río, ahora no se aceca siquiera a sus márgenes porque dice que sufre por verlo en semejante estado, con el cauce lleno de espumas por la contaminación.

De ello ya alertó Félix Villasante en 1971, cuando envió una carta al director de ABC que nunca fue publicada . En ella narraba el historial biológico de un río que, aunque aún no estaba prohibido bañarse en él, ya mostraba desde años atrás signos de deterioro preocupantes. « Quien esto le escribe lo conoce a fondo, pues ha nacido junto a él y ha jugado en sus orillas , ha bebido sus aguas, ha aspirado el olor de frescura que sus márgenes antaño exhalaban y ha soñado también junto a él, y ahora no voy a verlo porque me causa pena e indignación , y como a mí, a muchos otros toledanos», decía este lector que soñaba con que el Tajo «volviera a ser lo que fue: un río, y no la cloaca que es».

Félix Villasante

Contaba Villasante en su carta de hace medio siglo que «hace 50 o 60 años había cangrejos; hace 40 o 45 dejó de haberlos. Cuando yo era niño había anguilas, barbos, carpas, tencas, combizo, quisquillas o camarones, mejillones y ranas ...». «Hoy, en 1971, en el río Tajo no queda nada de la flora y vida vegetal acuática anterior, y la animal ha quedado tan restringida que solamente barbos, carpas y tencas aguantan con tenaz heroicidad el veneno de sus aguas ».

Proseguía que «además, sus peces ya no son comestibles, pues saben a cieno y a petróleo principalmente, presentando claras muestras de enven enamiento toda la pesca que hay, siendo esta ya muy escasa». Lamentaba profundamente Villasante que al Tajo se le hubiera «convertido en una cloaca, huele mal, hay especies vegetales, como el pimiento, que no aguantan el riego de sus aguas, se marchita la planta y no da fruto. En sus orillas no anidan ya nada más que ratas , estos inmundos animales que están hechos para la suciedad y las tarjeas. Sus márgenes están negras del cieno acumulado por sus aguas nauseabundas y oscuras. Hace espuma en tal cantidad, que se cubre a veces casi por completo de ella — ’había veces que subían las espumas hasta el Miradero’, dice a este diario -, cuando sus aguas son batidas por alguna presa, produciendo un espectáculo insólito de un río».

Además de los problemas que tal situación podría originar en la salubridad pública y en la aparición de enfermedades endémicas, Villasante aludía al turismo internacional: «¿qué opinión se va a llevar de nosotros ante este hecho?», se preguntaba.

A los lamentos y quejas, proponía soluciones , como que «todas las poblaciones han de tener depuradora de aguas residuales, no permitiendo el establecimiento de industrias que no posean depuradora eficaz y pudieran arrojar detritus a ríos y arroyos, con grandes sanciones en caso de quebrantamiento de la ley, y caso de reiteración, clausura de la misma».

Castigos severos a los que arrojen basuras o desperdicios de cualquier índole al cauce; prohibición de elaboración y venta de detergentes peligrosos para la contaminación del agua; un servicio de vigilancia y control de la salubridad de las aguas en diversos tramos del río, o una campaña de publicidad para corregir posibles deficiencias de civismo y estimular el ciudado, conservación y pureza de todas las aguas, eran algunas de las propuestas que Villasante lanzaba.

«Todo esto se dirá que es muy costoso, pero yo pregunto, ¿acaso no es rentable? », añadía, y señalaba que «muchos españoles no conocen estos problemas, o son indiferentes a ellos. A los segundos hay que despertar en ellos conciencia de ciudadanos , de españoles. Que se creen organizaciones con poder judicial para velar por los ríos, mares y campos. Que se hagan publicaciones sobre este problema y remedios para corregirlo, y habremos dado un gran paso en nuestro nivel cultural . Suplico una solución inmediata», finalizaba Villasantes, quien recuerda aquellos tiempos en los que «había nutrias en el río Tajo» .

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