Se niega al test de alcoholemia después de darle el alto por conducir en zigzag y con la llanta de un neumático

La llamada de un ciudadano al 092 evitó que un policía jubilado de 62 años provocara un accidente de tráfico en Toledo el pasado domingo por las condiciones en las que circulaba con su furgoneta: con un fuerte olor a alcohol, en zigzag y con la llanta de un neumático.

La Policía local le dio el alto en el polígono industrial después de que un testigo lo viera bajarse de su vehículo sobre las 20:15 en la calle Río Ventalomar, donde orinó en la vía pública y tiró cajas de cartón y plásticos. Reanudó la marcha por la N-400 circulando en zigzag y perdiendo el tapacubos del neumático delantero derecho.

Una patrulla localizó la furgoneta en las inmediaciones de la intersección de las calles Río Estenilla y Río Marches. Circulaba con la llanta del neumático delantero derecho, que lo había perdido. El conductor desprendía un fuerte olor a alcohol, además de ojos enrojecidos y otros síntomas evidentes del consumo de alcohol . Se negó a realizar la prueba de alcoholemia y los policías lo denunciaron por un delito contra la seguridad vial.

Dentro del vehículo llevaba una escopeta de caza, de la que no presentó documentación, aunque los agentes comprobaron en su base de datos que el policía jubilado está en poder de la licencia de armas y de la guía de pertenencia.

No obstante, ante los síntomas evidentes de poder encontrarse bajo la influencia del alcohol, el arma fue depositada en la Jefatura de Policía local.

El delito de desobediencia por negarse a someterse al test de alcoholemia puede ser castigado con penas de prisión de seis meses a un año y la privación del derecho a conducir vehículos a motor.