Juli, la «crack» brasileña del Hospital de Parapléjicos

La investigadora Juliana Martins Rosa se ha incorporado al equipo que dirige Juan de los Reyes Aguilar para estudiar los efectos de la lesión medular en el cerebro

La investigadora brasileña Juliana Martins, junto a Juan de los Reyes, director del Laboratorio de Neurofisiología Experimental de Parapléjicos H. FRAILE
Mariano Cebrián

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«La liga española de fútbol puede competir con la inglesa, la italiana, la alemana o la francesa porque se invierte mucho dinero, algo que en ciencia e investigación no pasa. En España hay una buena cantera, hay muchos jóvenes muy bien formados, pero luego no llegan a primera división». Este símil futbolístico no lo hace un cualquiera, sino todo un experto en la materia, el director del Laboratorio de Neurofisiología Experimental del Hospital Nacional de Parapléjicos en Toledo , Juan de los Reyes Aguilar, quien ha sumado a sus filas a toda a la neurocientífica brasileña Juliana Martins Rosa (Laguna, 1981), que acaba de iniciar en este centro un estudio sobre los efectos de la lesión medular en la corteza cerebral.

De hecho, el mismo Juan se refiere a ella como «la pieza clave» que necesitaban para completar la plantilla de seis investigadores que él mismo dirige. La razón que aduce es que Juliana ha aportado al equipo el conocimiento de los diferentes tipos de células que componen las capas de la corteza cerebral y, a cambio, ella recibe la posibilidad de trabajar en un laboratorio con animales en vivo. «Su incorporación nos ha venido como anillo al dedo», asegura el director del grupo de investigadores del Hospital de Parapléjicos.

Juliana —«Juli» para sus conocidos— se siente orgullosa por el hecho de poder trabajar en un equipo y un centro de tanto prestigio como el Hospital Nacional de Parapléjicos. Sin embargo, el camino de esta investigadora brasileña no ha sido fácil. Hace más de diez años que dejó su país natal, donde realizó su carrera universitaria y un máster en neurociencia, para venir a España, en concreto a Madrid, a hacer su doctorado en la Universidad Autónoma con una beca de FPU (Formación del Profesorado Universitario) del Ministerio de Educación y Ciencia.

Tras ello, decidió salir de España para investigar durante tres años en la Universidad de Cambridge (Reino Unido) gracias a una beca Marie Curie de la Unión Europea y, posteriormente, pasó otro tiempo de investigación en la Universidad de Berkeley en California (Estados Unidos). Pero una decisión tanto personal como profesional la trajo de nuevo a España, en esta ocasión a Toledo .

Es precisamente en esta ciudad donde se encuentra el Hospital Nacional de Parapléjicos, en el que trabaja el equipo dirigido por Juan de los Reyes Aguilar, que investiga, entre otras cosas, las lesiones medulares. Después de una larga baja maternal, Juliana entró en contacto con él y, gracias a una nueva beca, en este caso dentro de las acciones Marie-Sklowdoska Curie, que cuenta con un plazo de dos años y una inversión de 175.000 euros de la Unión Europea, lleva trabajando desde hace unos meses allí para descifrar las relaciones que existen entre una lesión medular y los cambios que se producen en el cerebro tras ella.

La investigadora brasileña subraya que «la importancia de este estudio radica en que este tipo de lesión afecta directamente tanto a estructuras cerebrales encargadas del movimiento y que envían conexiones neuronales hacia la médula espinal, como estructuras que reciben la información sensorial, como el tacto, el dolor o la temperatura, que se originan en nuestro cuerpo».

«Miembro fantasma»

Los efectos de la lesión medular sobre el cerebro se manifiestan en patologías sensoriales crónicas, como el dolor neuropático y la sensación de «miembro fantasma», que afectan a más de dos tercios de estos pacientes, reducen su calidad de vida y cuyos tratamientos actuales solo son paliativos, señala Juliana. «De ahí, la necesidad de investigar en su origen, para aumentar el pronóstico de recuperación de los pacientes, así como disminuir los gastos públicos asociados al tratamiento», afirma la investigadora.

Más en detalle, el proyecto pretende abordar de manera novedosa el fenómeno conocido como «reorganización cortical», que se produce después del daño medular. «La base fisiológica de la reorganización cortical está en la capacidad que tienen las neuronas de adaptarse a nuevas condiciones», apunta Juliana, un proceso denominado «plasticidad neuronal» y que, de forma natural, se da durante el desarrollo y crecimiento del cerebro, así como durante el aprendizaje y la memoria.

Además, la plasticidad neuronal se produce tras diferentes patologías como ictus, lesión medular, alzheimer o traumatismo craneoencefálico, y, según explica la investigadora brasileña, «es el mecanismo por el cual ocurre la recuperación funcional del cerebro en los pacientes». La gran dificultad de estudiar este fenómeno —destaca— está en que «la corteza cerebral, que es la parte más superficial del cerebro, es una estructura que consta de diversas capas, cada una de las cuales tiene su propia composición celular que finalmente determina su función».

Por lo tanto, cada capa tiene una forma de plasticidad diferente que dependen de las células que la componen y las conexiones que hacen entre ellas. «Si podemos desvelar los mecanismos que subyacen a la plasticidad en cada subestructura del cerebro, seremos capaces en un futuro de inducir y/o modificar las redes neuronales óptimas para el tratamiento de enfermedades del sistema nervioso asi como la recuperación funcional tras lesiones cerebrales», asegura la científica brasileña.

Juliana Martins trabaja en su laboratorio de Parapléjicos H. FRAILE

La investigación presenta como novedad el estudio simultáneo de las neuronas de toda la corteza cerebral. «La idea es determinar si hay capas más propensas a modificaciones fisiológicos que otras durante los cambios que se produzcan en el cerebro tras la lesión medular», desvela Juliana.

Y también, por primera vez, el proyecto propone estudiar en este ámbito el papel de los astrocitos, que son el tipo celular más abundante del cerebro con funciones conocidas de nutrición y soporte estructural de neuronas, descritas por primera vez ya por Santiago Ramón y Cajal. Sin embargo, recientemente se ha descubierto que los astrocitos participan también en el proceso de transmisión de información entre neuronas y pueden modular la plasticidad neuronal, lo que les convierte en una diana de estudio que podría abrir nuevos horizontes terapéuticos.

En este sentido, el objetivo de este proyecto es desarrollar una medicina o terapia personalizada en el caso de cada paciente con lesión medular, lo que supondría, en opinión de la investigadora brasileña, «un gran ahorro para las arcas públicas en cuestión de tratamientos sanitarios».

Más financiación

Pero, como se suele decir y como reza el refrán, «del dicho al hecho hay mucho trecho», ya que para ver los resultados reales de una investigación científica tienen que pasar muchos años y, para su aplicación práctica en las personas, pueden pasar incluso décadas. A ello hay que sumar, además, los problemas de financiación con los que cuentan los laboratorios e investigadores para desarrollar su trabajo en España.

«En España investigamos por encima de nuestras posibilidades», afirma tajante e irónico el director del Laboratorio de Neurofisiología Experimental del Hospital Nacional de Parapléjicos. «Hacemos la mejor investigación posible, teniendo en cuenta los recursos de los que disponemos. Aun así, si echo la mirada atrás, hace 20 años no podría ni imaginar que iba a tener a mi disposición un laboratorio de este nivel, sin envidiar en nada a otros centros de prestigio», manifiesta.

Juliana coincide con Juan de los Reyes Aguilar en el panorama que describe sobre la investigación científica a nivel nacional. «La financiación tanto pública como privada es escasísima, pero lo más difícil es establecerse en España, ya que las oportunidades son mínimas. Los investigadores que se han marchado al extranjero e intentan volver no pueden en la mayoría de las ocasiones», asegura esta científica brasileña, que lo ha sufrido en primera persona porque tardó un año y medio en encontrar un trabajo después de volver a nuestro país.

Ahora la pregunta del millón es para Juan de los Reyes Aguilar, el director del Laboratorio de Neurofisiología Experimental del Hospital Nacional de Parapléjicos:

—¿Seguirá Juliana en el equipo?

—Ojalá y podamos contar con ella durante mucho tiempo. Por mi parte, voy a poner toda la carne en el asador para que así sea.

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