Crisis del coronavirus
La incertidumbre del mundo del baile
Escuelas y academias de baile denuncian estar «olvidadas» en el proceso de desescalada
El Covid-19 llegó en la temporada alta de la enseñanza de las escuelas de baile. No quería perderse los pasos de los seis profesores que imparten clase a los más de 450 alumnos de la escuela de baile «Sabor y Baile ». El centro de enseñanza, de Tomás García, ubicado en la localidad de Olías del Rey, fue uno de los miles de negocios abocados al cierre con la llegada de la pandemia.
Pero dos meses y medio después de decretarse el estado de alarma, la incertidumbre sigue planeando sobre sus cabezas. Las escuelas de baile denuncian encontrarse en el limbo al no estar incluidas en ninguno de los epígrafes a seguir para su reapertura durante el proceso de desescalada, ni tampoco contemplarse ningún tipo de ayuda para el sector.
«El tema de la distancia social es un factor demoledor para nosotros porque, si no hay contacto, no hay baile en pareja», se lamenta el director de la escuela. «No sabemos cuándo podremos recuperar el contacto físico, que es tan esencial en nuestro sector, y lo único que pedimos es que se estudie nuestra situación y que se nos diga cuándo vamos a poder reabrir nuestras academias, porque no vemos futuro en ninguna fase», se lamenta.
Para García, esta situación no puede seguir así y hay que buscar una «solución urgente» para la especificidad de un sector en España con miles de academias, escuelas y salas de baile latino y de salón, profesores y alumnos. Una «normativa especial» que, a su juicio, sea similar a la que ya se aplica en algunos sectores, como el de la peluquería y en el colectivo de odontólogos. «En estos casos, mantener la distancia social sería imposible para el desarrollo de su trabajo pero con unas pautas específicas están desarrollando de forma segura su trabajo», afirma.
Preguntado por la suspensión de muchas de las fiestas patronales de los pueblos y ciudades de Castilla-La Mancha, García pide a las administraciones que «reconsideren su decisión» de mantener estos festejos, al menos, durante la última parte del verano. «Las playas son un importante elemento dinamizador de la zona de costa en verano y, en el centro, lo son las verbenas». Y añade: «Mantener estas fiestas ayudaría a recobrar un poco la normalidad».
Situación similar a una playa
Desde su punto de vista, la situación que se puede vivir en una verbena de un pueblo es «similar» a la de una playa. «En una playa habrá aglomeración de gente, la misma que puede haber en una verbena, por lo que lo único que puede parar la propagación del virus a partir de este momento es el sentido común de las personas». Y se pregunta: «Si estamos en una terraza de un bar tomando una cerveza con nuestra pareja o con un grupo de amigos, ¿por qué no vamos a poder levantarnos y bailar un pasodoble, una cumbia o un chachachá?» ¿Qué riesgos más asumimos con eso? Su respuesta es rotunda: «Ninguno más que el que pueda haber en una playa».
Estar al aire libre, mantener las medidas higiénicas y, en caso de que fuera necesario, el uso de la mascarilla podrían ayudar a retomar una «cierta normalidad» en estas actividades, «al igual que ya se está haciendo en otros países». Lamenta que, desde que se decretó el estado de alarma, los ingresos «son cero» frente al pago de gastos «varios», que lo único que hacen es «agravar aún más la situación». Esta incertidumbre es «letal para los negocios», advierte.
Por último, pide que se reconozca la función social del baile tanto para el cuerpo como para la mente. «El baile puede parecer ocio, pero es mucho más. Nuestro sector es cultura, es arte, es entretenimiento. .. Es una de las actividades más gratificantes para el cuerpo y la mente recomendada por profesionales, que también ayuda muchísimo a la concentración, además de ser una gran actividad social que facilita la interrelación entre personas».
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