Toledo
El Covid acaba con la fiesta
Empresarios y trabajadores están desolados al venirse abajo su medio de vida. La temporada de primavera está perdida y la de verano se tambalea
El gerente de la empresa Producciones Sym Music, Juan Vicente García-Rojo tenía que haber programado para el fin de semana pasado los festejos de la Virgen de la Higuera, en la localidad toledana de Hormigos, y también los del barrio de Palomarejos, en la capital regional. Pero el Covid-19 los ha borrado del mapa. Lo mismo está ocurriendo con todas las actuaciones previstas desde mediados de marzo, con lo que se dibuja un futuro más que incierto para los empresarios y trabajadores de las orquestas y grupos dedicados a la música de las verbenas que recorren las fiestas de pueblos y ciudades.
Las previsiones para los próximos meses de verano no pronostican un calendario muy alentador. De hecho, ya se están empezando a caer algunos de los espectáculos que tenían firmados para buena parte del verano, periodo en el que el sector registra la mayor actividad. «Nos están cancelando fiestas de julio, agosto e, incluso, de mediados de septiembre. Nosotros nos encontramos en medio: el cliente no se quiere arriesgar y el trabajador se queda sin generar ingresos. Es la pescadilla que se muerde la cola», afirma Juan Vicente.
Su empresa programa unos 60 eventos en pueblos de la provincia de Toledo y de la Comunidad de Madrid, además de algunos otros en las provincias de Ciudad Real, Cuenca, Albacete y Guadalajara. En su lista de espectáculos se encuentran las orquestas del Corpus Christi de Toledo, festividad que ya ha sido suspendida por la pandemia. Pero no ha sido la única en la región; la Feria de Albacete, las fiestas de San Julián y San Mateo, en Cuenca o la Pandorga, en Ciudad Real, también tenrán que esperar a 2021.
Hay pueblos, en cambio, que buscan reubicarse en diferentes fechas para que puedan celebrarse en otro momento del año, pero la incertidumbre les rodea ante la evolución del coronavirus en los próximos meses.
«La situación es difícil. Tenemos a los trabajadores de las orquestas parados. Algunos no pueden acceder a las ayudas del Gobierno para el régimen especial de artistas porque excluye a técnicos de espectáculos y auxiliares. Nuestra empresa, además, trabaja con otras que dan de comer a muchas familias», se lamenta el empresario.
«Las suspensiones por pandemia no cubren fuerza mayor. El Gobierno sacó un decreto que establecía una indemnización del 3 por ciento por cancelación de contrato, pero yo no voy a pedir a un cliente esa cantidad; prefiero que lo aplacen para el próximo año y así adquieran un compromiso con nosotros».
Conformidad y esperanza
Juan Vicente se resigna. «Si en un cumpleaños se infectan 20 personas, imagínese las que se pueden contagiar en una verbena... Debemos de entender al cliente, pero tambien al trabajador; y no nos queda más remedio que asumir esta situación, esperar a que todo pase y a que las autoridades nos den vía libre para poder trabajar».
Con la misma resignación se pronuncia el saxofonista Benjamín Dorado, hermano de Ismael y compañero de batallas. «Es una situación muy difícil, por lo que no es conveniente realizar ningún espectáculo que pueda reunir a mucha gente». Y añade: «La gente, en general, es bastante precavida y ahora lo que nos toca es unir fuerzas y dedicar todo ese esfuerzo a luchar contra lo que tenemos que luchar».
Preguntado por un plan b en caso de que esta situación se alargara, Benjamín asegura que «no tiene otro plan» porque «de esta vamos a salir y, además, reforzados en todos los sentidos».
«Solo nos queda unir fuerzas porque de ésta vamos a salir y, además, reforzados en todos los sentidos»
Empresarios desolados
Los empresarios y trabajadores están desolados al venirse abajo su medio de vida, del que dependen miles de familias. Este es el caso de David Vizcaya, propietario de «MakroHook», empresa especializada en discoteca móvil con camión-escenario y alquiler de sonido profesional. Es otro de los grandes perjudicados por la crisis. Cuenta que había desembolsado una gran inversión en la compra de material para las galas que tenía contratadas este año, pero el coronavirus está dando al traste con todas sus previsiones. «Tengo tres millones de euros parados en una nave durante todo el año para cuatro días que trabajamos en verano y ahora ¿qué hago?», se pregunta.
En temporada alta, la empresa de David llega a contratar hasta 33 personas entre asegurados y autónomos, pero este año «están en sus casas». «Si el Gobierno nos diese un 40 por ciento del contrato cancelado por todas las actuaciones que se suspendiesen, yo repartiría ese dinero entre todos mis trabajadores, porque todos ellos viven de esto y no los puedo dejar fuera de juego, como me están dejando a mí».
«Pido a las administraciones que sean cautas a la hora de suspender eventos. Se pueden buscar otras vías»
Pide a las administraciones cierta cautela a la hora de suspender eventos, «porque vivimos mucha gente de la cultura», y les plantea la posibilidad de aplazar las fechas para final de año o buscar otras alternativas que eviten la cancelación. «Se puede celebrar un concierto, por ejemplo, y luego retransmitirlo por internet; incluso algunos ayuntamientos me están llamando para alquilar camiones para hacer autocine en campos de fútbol y que la gente esté en sus coches. Hay otra opciones», asegura.
Como David, Juan Vicente y Benjamín son miles de trabajadores del sector los que viven estos días con total incertidumbre, esperando la tan ansiada vuelta a la normalidad y poder gritar: «¡Qué empiece la fiesta!».
Noticias relacionadas