«Se me estaban congelando las manos y me encomendé a mi hijo, que murió en un accidente de tráfico; volví a nacer»

María del Mar, la mujer de 59 años que cayó con su coche a un foso el sábado, relata el accidente desde el hospital de Toledo donde se recupera

El vehículo de María del Mar, dentro del foso

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María del Mar es una conocida churrera de 59 años en la ciudad de Toledo, donde se puede decir que volvió a nacer el sábado. Ahora se recupera lentamente en el Hospital General Universitario, a dos kilómetros del lugar donde el destino y las prestaciones de su vehículo le han dado otra oportunidad.

Los hechos se desencadenaron sobre las seis y media de la mañana, en medio de la oscuridad de la noche. ¿El lugar? Unas obras del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana para mejorar el drenaje de la carretera TO-23 y de la autovía A-42 entre los barrios Santa María de Benquerencia y Santa Bárbara.

María del Mar cayó en un enorme foso de unos cinco metros de profundidad, excavado con motivo de esos trabajos, cuando realizaba el segundo reparto de la jornada. Ya había ido en su furgoneta desde la churrería, situada en el polígono industrial, al barrio de Santa Bárbara. Por tanto, había pasado por el mismo lugar por donde cayó inesperadamente al gigantesco agujero cuando todavía no había amanecido. «Cargó de nuevo en la churrería y se fue -recuerda Santiago, su marido-. Lo que no sé es qué pasó para que ella acabara en el hueco. Según me ha contado, unos metros antes vio la oscuridad del hoyo porque llevaba las luces encendidas, giró hacia la derecha y cayó de morro».

Dentro del foso, de varios metros de ancho y largo además de fondo, no había ningún operario trabajando. María del Mar quedó malherida. «Gracias a que llevaba un cochecito regular, una Mercedes Citan con unos cuatro años de antigüedad. Funcionaron muy bien el airbag y el cinturón de seguridad, que siempre lo lleva puesto; bajo ningún concepto se lo quita. Si voy con mi furgoneta -especula su marido-, yo no lo estoy contando ahora; eso está más claro que el agua».

El foso «no estaba señalizado»

María del Mar recuerda «perfectamente» el accidente porque «no perdí la consciencia en ningún momento». Desde el hospital, y a pesar de la mala cobertura de la telefonía móvil, ella relata a ABC con una voz sosegada cómo ocurrió.

Ella circulaba por un lugar sin iluminación y, en un momento dado, creyó que se había metido erróneamente por otro carril. «Pensé que, antes de que viniera otro vehículo de frente, tenía que irme al carril de la derecha. Pero no pasaron ni dos segundos y vi cómo caía de pico en el agujero, no estaba señalizado». Había dado los intermitentes para realizar la maniobra y se quedaron encendidos.

Sin embargo, nadie atendía a sus gritos de socorro y a los pitidos de su claxon. «Veía las luces de los coches que pasaban al lado, pero nadie paraba». Se le iban agotando las fuerzas, las manos se le iban congelando, movió las piernas para comprobar si se había quedado paralítica y se encomendó al hijo de 19 años que perdió en un accidente de tráfico muy cerca de allí, en la conocida como 'Cuesta de las Nieves'. «Comencé a buscar con los pies mi teléfono móvil y, a tientas y a oscuras, lo encontré; me quité el cinturón de seguridad y lo cogí».

Telefoneó entonces a su marido. «No sabía dónde estaba, ella creía que en una zanja. Me decía que no había nadie», recuerda Santiago, que la llamó al menos dos veces más. «Me dijo que había un señor, le dije que se pusiera al teléfono, pero ella me respondió que no podía porque el hombre estaba arriba».

Santiago fue en su vehículo a buscar a su esposa. Pasó dos veces junto al foso, pero no la vio porque no se imaginaba el lugar al que había caído. «Yo pensaba que estaba en una zanja para canalizar un tubo, pero no en un hueco así. Hasta que vi a un hombre que estaba alumbrándola con una linterna y ya paré». Mientras, Santiago recibía llamadas de establecimientos de Toledo reclamando los churros que no habían llegado.

«Se me encoge el corazón»

El coche, destrozado, ya lo ha visto Santiago: «Se me encoge el corazón. No se ha matado de casualidad» . María del Mar tiene el tórax aplastado, por lo que los médicos deben «estar controlándola mucho, ya que está muy cerca del corazón», describe su marido. Además, la mujer tiene un tobillo escayolado y su cuerpo, muy magullado. «Deben inyectarle calmantes por vena para los dolores grandísimos que tiene», especifica.

Santiago no deja de recibir numerosas muestras de afecto, preocupándose por el estado de salud de María del Mar, quien todavía no sabe el tiempo que le queda en el hospital. Pero ella tiene clara una cosa: «Volví a nacer».

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