SOCIEDAD
El botellón en Toledo: una lacra controlada
La ciudad no tiene «problemas graves» con esta perjudicial práctica de muchos jóvenes gracias a una ordenanza «pionera» aprobada hace una década
La muerte de una niña de 12 años a causa de un coma etílico en San Martín de la Vega (Madrid) ha vuelto a traer al primer plano informativo un mal endémico entre la juventud española que parece no tener solución: el botellón.
En Toledo , el beber en la calle está más o menos controlado, aunque eso no significa que en la ciudad no puedan suceder desgracias como la ocurrida con la niña de 12 años. Con todo, sin duda se puede afirmar que la situación ha mejorado en la última década. Hace diez años, el botellón en Toledo «se había ido de las manos».
«Suciedad, ruidos, vandalismo realizado por una minoría, era la imagen con la que se despertaba nuestra ciudad, fin de semana tras fin de semana», escribió en ABC hace unos meses Juan José Alcalde (PP), concejal de Juventud en 2006.
Las continuas trifulcas en la plaza de Santa Clara , habitual lugar de encuentro de los jóvenes toledanos hace una década, donde se llegaron a volcar coches y algunos vecinos que se quejaban del ruido sufrieron algún golpe, provocaron que el Ayuntamiento se tomara en serio esta lacra.
El Gobierno del popular José Manuel Molina reunió a vecinos, hosteleros, políticos de los tres partidos con representación (PP, PSOE e IU) y hasta a los propios jóvenes, que negociaron una solución al problema.
El resultado fue la ordenanza reguladora del consumo indebido de bebidas alcohólicas, fomento de la convivencia y prevención de actuaciones antisociales. Un texto legal «pionero» en España, según los políticos locales, que fue aprobado por unanimidad y entró en funcionamiento en marzo de 2006.
Un mes antes, en febrero, el Ayuntamiento se gastó 99.000 euros en la campaña «El botellón nos deja por los suelos» para informar a los toledanos de la nueva ordenanza y concienciarlos sobre este mal. Las hemerotecas guardan una frase muy ilustrativa al respecto del concejal de IU José Esteban Chozas: muchos padres «no queremos saber cómo se divierten nuestros hijos».
La ordenanza, que aún sigue en vigor, prohíbe la venta de alcohol entre las diez de la noche y las siete de la mañana; prohíbe beber en las calles de determinadas zonas de la ciudad como el Casco Histórico, y establece multas que van desde los 60 hasta los 60.000 euros.
Si los políticos de entonces dicen que la norma toledana fue pionera se debe a que, meses después de aprobarse, el Gobierno nacional de Zapatero se inspiró en ella para una ley contra el alcohol que finalmente sería retirada antes de aprobarse.
Hoy la situación ha mejorado notablemente. Los jóvenes toledanos siguen haciendo botellón, aunque en espacios controlados por la Policía . Se reúnen en Recaredo y con el buen tiempo, cuando las terrazas están abiertas, se trasladan a La Peraleda.
Según el actual concejal de Juventud, Diego Mejías , «no tenemos problemas graves». El edil añade que desde el Ayuntamiento «trabajamos en la educación y en la concienciación» de los menores con el consumo de alcohol. Mejías pone como ejemplo el programa Entrelunas, que busca dar alternativas de ocio a los jóvenes.
El botellón que concentra a más jóvenes en Toledo es el que cada primavera se realiza en La Peraleda con motivo del ITI, la fiesta que organizan los alumnos de la Escuela de Ingeniería Técnica Industrial. Aparte de las innumerables borracheras que se producen, con lo que eso conlleva, la imagen del día siguiente al botellón siempre es lamentable: La Peraleda amanece con toneladas de basura que tienen que recoger los empleados municipales. Y pagar todos los toledanos.
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