La batalla de un niño de 13 años por llegar en su silla de ruedas eléctrica hasta la Virgen del Valle en Toledo

Pelayo pide que rebajen un bordillo para poder acceder por la carretera hasta una rampa que conecta con la ermita desde enero de 2020

Pelayo circula por la carretera del Valle, de doble sentido, hasta llegar a la entrada de la rampa. Allí se le termina la aventura

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Pelayo es un chaval de 13 años con disfrofia muscular que no pide mucho. De la mano de su madre, lleva una particular batalla en el Ayuntamiento de Toledo para conseguir otro pequeño logro más en su corta vida: poder llegar en su pesada silla de ruedas eléctrica hasta la ermita de la Virgen del Valle, cuya festividad se celebra este domingo, 1 de mayo.

Aparentemente, no se trata de una obra costosa; ni mucho menos. Solamente pide que rebajen unos centímetros el bordillo a la altura de la entrada a la rampa, inaugurada en enero de 2020.

«Cuando Pelayo pesaba poco y podíamos cogerlo en brazos, íbamos con normalidad. Pero ahora la silla de ruedas y Pelayo pesan 200 kilos, y nos podemos caer por la escalera rodando», explica de una manera gráfica David, su padre. «Yo soy de la cofradía pero, hasta que el niño no pueda entrar en la ermita, no le hago miembro», afirma su madre, que se llama como la Virgen que veneran.

Desde la apertura de la pasarela, Valle cuenta que ha enviado cuatro correos electrónicos al ayuntamiento; el tercero fue a la Concejalía de Accesibilidad y el último, a la alcaldesa, Milagros Tolón. Pero dice que no ha habido respuesta. «Contestaron a la primera reclamación, al poco de inaugurar la rampa; dijeron que irían a verlo, pero nunca más se supo», lamenta Valle. «Lo que más me molesta de esto es el silencio; que nadie me haya respondido» , recalca a 'ABC'.

Entrada y salida de la rampa, y el bordillo, que no está rebajado

El 13 de abril, ella publicó un vídeo en Facebook en el que denuncia el peligroso recorrido que Pelayo debe hacer sobre su silla de ruedas por la carretera de doble sentido, sorteando turismos y autobuses , hasta la entrada de la rampa. Pero allí se le termina la aventura.

Es imposible que el chaval, que tiene la enfermedad de Duchenne desde crío, pueda llegar de otra forma. La estrechez de la acera desde el aparcamiento más próximo reservado para personas con discapacidad, en la parte alta del mirador, no permite otra alternativa. «También he pedido algún aparcamiento más porque uno es muy poco, pero tampoco hay respuesta», se queja Valle.

La única alternativa que Pelayo tiene actualmente para llegar a la pasarela es continuar hacia abajo por la carretera hasta llegar al puente de la Degollada, con el peligro constante de vehículos y la supervisión de sus padres para evitar riesgos. Así se encontraría con el único rebaje que le permitiría subir a la acera. Una vez lograda esta parte de la proeza, le faltaría realizar el trayecto en sentido inverso, remontando una cuesta muy empinada en su silla eléctrica, para entrar de cara por la rampa. ¿Tiempo estimado del recorrido? Cerca de 20 minutos. No es práctico y, además, un niño se juega la vida.

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