Hilario Barrero - ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA
Diario de un jubilado en Nueva York (29): Los cuatro tiempos
«Nada queda de entonces. Vinieron otros aires, otras retinas...y se lo llevaron todo»
Se me había olvidado el nombre del establecimiento y el rótulo que campeaba encima de la puerta de entrada, se me había olvidado el chorro del agua de la manga riega, las vespas aparcadas en las aceras , las grietas en las casas, una sensación de estar a punto de salir de un estado de pobreza, de un cuarto oscuro, las parejas cogidas del brazo, el mundo de los niños trabajadores, la sombra partiendo la calle , los faroles tocados de luz limpia, la pequeña cuesta, las mujeres yendo con el bolso a la compra, la voz de la ciudad en la mañana , la vida que nacía, y la canción que le cantábamos al regador, provocándole: «La manga riega / que aquí no llega / y si llegara / no nos mojara».
Se me había olvidado el olor de la mañana a café con lech e, el nombre de la calle, el ruido de las campanas, la oscuridad de las sotanas y los manteos, el ladrido de los perros, las voces de las mujeres de los pueblos cercanos vendiendo espárragos y cardillos , ya primavera temprana, el color de la vida, sobre todo en blanco y negro, la dificultad de abrir una ventana. Ahora me llega todo esto y mucho más al ver una fotografía de Inge Morath que hizo en Toledo (¿en los cincuenta?), de una calle cerca de la catedral y de la casa de Socorro, en la Bajada del Barco, donde había una pescadería que tenía por nombre «Los cuatro tiempos» . Una foto que tiene una historia, un argumento y un desenlace, que es como un cuento realista, social, costumbrista. Una foto con luz, agua, sombra, vida, sonido, un inquietante silencio y ocho personajes en movimiento en busca de los cuatro tiempos. Nada queda de entonces. Vinieron otros aires, otras retinas, vino la modernidad que no tenía letrero y se lo llevaron todo. Los cuatro tiempos incluidos. Ahora, cuando estos tiempos no existen, me doy cuenta, y ya es tarde, de todos los posibles significados del nombre que habían puesto a la pescadería. Yo entonces sólo sabía de las cuatro estaciones y de éstas sólo la de la infancia o primavera. Estoy empezando a aprender, cuesta abajo, cuál es el quinto tiempo.
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