ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA
Diario de un jubilado en Nueva York (7): Una puñalada de oscura soledad
El poeta, profesor y traductor toledano Hilario Barrero envía un nuevo texto desde Nueva York, donde reside desde 1978
Desvelado por culpa de las seis horas de diferencia horaria entre el Nuevo y el Viejo mundo miro, en casa de mi madre, sus fotografías que se mezclan, enmarcadas en marcos nublados de plata antigua, en muebles con dos figuras de porcelana de estilo rococó; el joven toca una vihuela y la dama, con una rosa en la mano, escucha turbada por la música que no suena.
Lo que suena a mi alrededor es el silencio . Es curioso: el silencio que me rodea en las madrugadas de Nueva York es el mismo que me rodea ahora aquí . Tienen el mismo nivel de «silencio», la misma hondura de agua que te destapa los oídos, dialogan igual, tienen la misma tonalidad: es como una sinfonía para amigos muertos que escuchan más allá del olvido .
El rostro de mi madre se repite y cada imagen tiene una historia según el que las mira. Los objetos que la rodean tiene también sus historias escritas : una bandeja que nunca se ha usado y cajitas de plata vacías e inútiles con tapas que no ajustan, vasos que recuerdan bautizos de niños que están muertos y cucharitas que nunca han sentido el calor de una boca , una tacita cubana que trajo el abuelo al volver de la guerra…
Al mirar este museo del pasado la noche es más espesa y es mucho más intenso y más punzante el silencio que ahora suena dentro de mi memoria. Como una puñalada de oscura soledad.
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