La vitalidad de Fernando Dorado

Lúcido hasta el final y poseedor de una increíble memoria, el coronavirus se lo ha llevado cuando estaba a punto de cumplir cien años

Valle Sánchez

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El 30 de mayo hubiera cumplido cien años. No ha podido ser. Fernando Dorado se ha ido en estos días raros y tristes , en este caos que estamos viviendo. Luchó como soldado en la Guerra Civil, vivió los años duros de la postguerra en Toledo y, al final, se lo ha llevado el Covid-19. Otra vida, otro número más para la dura estadística que publicamos a diario rezando para que se reduzca. Le hubiéramos despedido de otra manera, recordando juntos su vitalidad, su fuerza, su energía inagotable, su educación y su sonrisa porque Fernando Dorado nos ha acompañado siempre a la Redacción de ABC . En nuestra antigua sede de la calle Trinidad, en donde vivía con su mujer Manolita Palomino, también como fiel suscriptor de toda la vida y, siempre, colaborando con nosotros hasta casi su último aliento, con sus artículos sobre historias de una ciudad a la que amaba y a la que siempre ha sido fiel. Destacó como pintor y escritor, y fue también un académico ejemplar, como recuerda la institución que le rindió un cariñoso homenaje en 2017 que recibió emocionado, pero sin aspavientos ni vanidades absurdas.

Después de la guerra, tuvo que volver al Ejército para hacer otra «mili», como escribiente en la Escuela Central de Educación Física, en donde coincidió con mi padre, Bienvendo Sánchez, de quien siempre me hablaba con un gran cariño, y con Mariano Medina, el primer hombre del tiempo en televisión.

El escritor y crítico literario Amador Palacios, colaborador también de le entrevistó en noviembre de 2018 en su residencia de los Gavilanes de Toledo, en donde vivió sus últimos años. En este precioso texto titulado « Fernando Dorado , redentora memoria », explicaba que su esperanza, a estas alturas de su vida, era «pasarlo lo más tranquilo posible, evitar el dolor, perdurar en su sosiego, continuar contento en este hogar en el que se siente muy bien atendido y, lo más importante, poder seguir conservando esa memoria tan espléndida». Y lo consiguió hasta que el Covid-19 se cruzó en su camino.

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