Temporal Filomena: cuando el entierro se convierte en una odisea

La familia de Julio no tiene la urna con sus cenizas después de siete días, y la de Jesús ha estado a punto de inhumar a una mujer este jueves

Cementerio municipal de Toledo ABC

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Julio murió a los 75 años y Jesús , a los 77. El primero fue profesor; el segundo, mecánico. Ambos fallecieron en el mismo hospital, el Virgen de la Salud de Toledo, con una diferencia de seis días. Mientras las cenizas de Julio aún no están en poder de su familia después de una semana, los seres queridos de Jesús podían haber enterrado equivocadamente a una mujer este jueves. El sepulturero se dio cuenta a tiempo del craso error.

Un cáncer de próstata acabó con la vida de Julio, un docente muy conocido en la ciudad de Toledo, donde ejerció como profesor de Lengua Española y Filosofía en los Maristas. Desde que falleció la madrugada del 7 de enero, su familia no ha podido hacerse con la urna que guarda las cenizas del difunto.

El temporal Filomena comenzó justo ese jueves , hace una semana, y sus seres queridos ya estaban en el cementerio municipal de Toledo cuando les telefonearon para comunicarles que se suspendía el entierro: Julio iba a ser incinerado y sus cenizas, inhumadas en el camposanto.

Desde entonces, los familiares desconocen el paradero de las cenizas del profesor. «La funeraria nos remite al cementerio porque nos dicen que no es responsabilidad suya, sino del personal municipal» , afirma a ABC Carmela, hija del fallecido, que confirmó al sexto día que su padre había sido incinerado. «Creemos que la urna está en el crematorio, pero nadie del cementerio ha contactado con nosotros. La poca información que tenemos es gracias al tanatorio», añade.

Le han comentado que en el cementerio están desbordados «y se les está acumulando los cuerpos sin enterrar». Y critica también que no se ha habilitado ningún teléfono para informar a las familias. «Así que estamos desinformados, en la ignorancia y desesperados», asegura Carmela, a quien todavía no le han dado una fecha para enterrar las cenizas de su padre.

«Entendemos que, por la nieve, no se pudiera hacer nada durante dos días pero, ahora que están habilitadas todas las carreteras, que nadie se digne a llamarnos... Que estén siete días sin informar a una familia, es alucinante», lamenta la hija de Julio.

«La situación es muy compleja»

Sin embargo, fuentes municipales aseguran que el cementerio tiene programado este entierro de cenizas este viernes, a las 13:00 horas. «En una situación de emergencia como el temporal, se da prioridad a los enterramientos de cadáveres que están de cuerpo presente y, cuando se puede, se entierran las cenizas - explican-. En el caso de Julio, permanecen custodiadas desde la incineración, a la espera de poder encontrar una fecha».

Estas mismas fuentes aseveran que los enterramientos se suspendieron desde el viernes por el temporal y se retomaron el martes. «Es muy difícil prestar servicio en las condiciones actuales y entendemos que es frustrante, pero la situación es muy compleja», manifiestan.

Tanatorio de Alameda de la Sagra ABC

El féretro no iba sellado

La familia de Jesús, en cambio, sí ha podido enterrarlo este jueves en el cementerio de Alameda de la Sagra, a 35 kilómetros del hospital donde falleció el miércoles. Sin embargo, sus seres queridos estuvieron a punto de despedir en realidad a una mujer, si el sepulturero no llega a darse cuenta a tiempo del cambio de cadáver.

La odisea para su inhumación comenzó el día de su muerte. Desde la funeraria se puso una condición para poder enterrarlo: tenía que estar limpia de nieve helada la calle donde se encuentran el tanatorio y el cementerio, distantes apenas veinte metros. La de Jesús iba a ser la primera inhumación en el camposanto tras el dantesco temporal .

Así, un familiar de Jesús se encargó de que una máquina limpiara el acceso antes de que llegase este mediodía el furgón fúnebre con un ataúd. Se suponía que dentro se encontraban los restos del mecánico de Alameda. Nadie lo dudaba hasta que el sepulturero, Pablo, vio el féretro. Le llamó la atención que, si Jesús había fallecido por covid-19, la caja no estuviese sellada.

Para asegurarse, la abrieron y descubrieron que dentro había una mujer, cuyo destino iba a ser la provincia de Segovia. «A punto hemos estado de enterrar a una persona ajena para toda la vida», dice un familiar.

Destapado el craso error, un par de horas más tarde llegó a Alameda el féretro con Jesús, que seguía en el hospital, y sus familiares pudieron darle sepultura ya por la tarde. Ellos han tenido más suerte que los seres queridos de Julio, que siguen esperando la urna con sus cenizas.

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