Saqueos en cementerios de la provincia de Toledo
Adolfo, cabrero de día y ladrón de noche: él y su mujer robaron más de 450.000 euros en piezas religiosas
La Guardia Civil, que ha recuperado más de dos toneladas de material, detiene a los dos ladrones en Guadamur y a las tres receptadoras en la localidad madrileña de Humanes
Adolfo y su pareja sentimental pasarán su primera noche en prisión después de su comparecencia judicial
Cabrero de día y (presunto) ladrón de cementerios de noche. Así ha sido la vida de Adolfo Vega Matamala en los últimos meses. Él y su compañera sentimental están acusados de robar desde febrero al menos 861 cruces en cementerios de la provincia de Toledo, además de otras figuras y ornamentos religiosos. El valor total supera los 450.000 euros.
Esta cifra es la estimación económica de la Guardia Civil de Toledo, que detuvo el miércoles a esta pareja de Guadamur por 27 delitos de robo con fuerza en las cosas cometidos en camposantos de 21 pueblos toledanos. Además del daño económico y emocional a las víctimas, estos hechos generaron una gran alarma social .
Otras tres mujeres han sido arrestadas por un delito de receptación en un centro de recuperación de chatarra en la localidad de madrileña de Humanes, al que Adolfo y su pareja vendían la ingente cantidad de objetos sustraídos en los cementerios. No obstante, la Operación Crucix , que ha acabado con cinco detenidos -todos españoles-, ha recuperado más de dos toneladas de piezas ornamentales robadas.
«Si vuelven, los linchamos»
Adolfo y su mujer accedían a los camposantos escalando los muros perimetrales siempre por zonas de escasa o nula visibilidad al tránsito, según la investigación. Las piezas de ornato funerario que sustraían, como cruces, santos, vírgenes o candelabros, mantenían unos parámetros y características similares.
Este viernes, la pareja de Guadamur pasará su primera noche en la cárcel, después de haber comparecido ante la autoridad judicial. «Si vuelven, los linchamos; el daño que han hecho ha sido mucho», ha dicho a ABC un vecina antes de que se conociera que Adolfo y su mujer ingresarán en prisión, comunicada y sin fianza, a lo largo del día. El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 8 de Toledo, que está de guardia, les imputa un delito de robo con fuerza continuado, agravado por «notoria importancia».

En febrero arrancó la Operación Crucix, en la que se organizaron varios dispositivos de seguridad y vigilancia, además de numerosas inspecciones en chatarrerías y centros de reciclaje.
La investigación se centró en Adolfo y su mujer. Él trabajaba en una explotación de cabras a 200 metros del cementerio, aunque en el pueblo es más conocido por su carrera delictiva, con numerosos antecedentes policiales. «Es un indeseable», asegura una vecina, que describe a Adolfo como una persona que ha tenido muchos problemas judiciales. Sobre su mujer, poco se sabe porque no es natural del pueblo y llevaría viviendo en Guadamur solo unos meses.
A 76 kilómetros de esta localidad toledana, en un centro de recuperación de chatarra en Humanes, la Guardia Civil halló numerosas piezas de figuras ornamentales que los delincuentes habían cortado con una radial para facilitar su transporte y ocultación. En total, 700 kilogramos de material, que los responsables de este centro tenían almacenado en una zona más escondida porque sabían que las piezas eran robadas .
En la casa de los padres de Adolfo, los agentes recuperaron unas 100 imágenes ornamentales, principalmente de bronce, con un peso aproximado de una tonelada y media. De ellas, 70 estaban cortadas en el patio y dispuestas para ser vendidas. Sin embargo, los padres no han sido detenidos.

«Adolfo ha llenado de consternación Guadamur porque ha sido también capaz de robar en los cementerios, incluido en el de su pueblo. No nos ha sorprendido su detención», aseguran sus convecinos. «La penúltima vez que vinieron a por él -cuentan en su pueblo- fue porque cortó la pulsera telemática que llevaba en un pie y huyó por los tejados hasta que lo detuvieron».
Ahora los alcaldes de los pueblos golpeados por estos robos pretenden unirse en una denuncia colectiva para ejercer una acusación particular común en el juicio. El fin que persiguen es que los presuntos autores paguen los daños económicos cuando sean condenados.
La operación ha sido llevada a cabo por efectivos del equipo de Investigación de la Guardia Civil de Mora, la Unidad Orgánica de la Guardia Civil y la Usecic de la Comandancia de Toledo.
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