'Cantar del Mío Tajo', el homenaje al río de los toledanos 'Ethnos Atramo'

El grupo de folk toledano ha publicado un vídeo del tema grabado para el disco 'Música del Tajo'

Ha contado con los fondos fotográficos y videográficos de Toledo Olvidado y la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo

ABC

'Canta del Mío Tajo' es el nombre del tema que los toledanos ‘Ethnos Atramo’ han grabado para el disco 'Música por el Tajo', publicado con motivo de los 50 años de la prohibición del baño en el río y en el que han participado 37 artistas. Con letra de la toledana Pepa G. Lillo (canta, toca el rabel y percusión tradicional) y la música de Gabriel Navalón (compositor, arreglista, teclista y director musical), los dos integrantes de este dúo toledano de folk creado en 2009 han realizado su aportación al proyecto.

Con 'Cantar de Mío Tajo', 'Ethnos Atramo' emula los antiguos romances populares del Cancionero Viejo inspirados en hechos históricos y difundidos por trovadores y juglares. La combinación de la electrónica con los sonidos más tradicionales confiere a la pieza un carácter propio y original, sello de identidad de 'Ethnos Atramo'. El dramatismo de esta canción protesta ambientada en el pasado es el sentir del pueblo avasallado y del río en agonía frente a la desidia de los prebostes que aún hoy vapulean nuestro legado, explica el grupo.

'Cantar de Mío Tajo' forma parte del proyecto de concienciación ecológico-cultural 'Música por el Tajo' impulsado por la Real Fundación de Toledo y está incluido en el nuevo trabajo discográfico de Ethnos Atramo que Severalia Música publicará próximamente. Para la producción de este videoclip, 'Ethnos Atramo' ha contado con los fondos fotográficos y videográficos de Toledo Olvidado y la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo.

Esta es la letra:

«Canta su bordón, las monedas al colchón,

corre el río a su favor, el molinero muele.

Pero, sin caudal, no podrá cocer el pan,

llora su calamidad. El molinero muere.

Ay, su lamento llega al zaguán del Comendador,

pero nadie quiere escuchar.

Canta su bordón, las monedas al colchón,

corre el río a su favor, la lavandera lava.

Pero, sin caudal, no podrá aclarar la sal,

llora su calamidad, la lavandera en casa.

Ay, su lamento llega al zaguán del Comendador,

pero nadie quiere escuchar.

Canta su bordón, las monedas al colchón,

corre el río a su favor, el azacán abreva.

Pero, sin caudal, no podrá beber sin más,

llora su calamidad. El azacán se queja.

Ay, su lamento llega al zaguán del Comendador,

pero nadie quiere escuchar.

Blande su bordón, la moneda no sirvió,

clama el río en su temor al paso del Ilustre.

Pero, sin caudal, ¿quién preparará su pan?

No han lavado su gabán ni abrevan al caballo.

Ay, su lamento sale al zaguán del Comendador,

pero nadie quiere escuchar».

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