La vida de un hombre singular de Tomelloso

En el 150 aniversario de su nacimiento y en homenaje a su figura, acaba de publicarse ‘Francisco Martínez Ramírez. El obrero de Tomelloso. Vida y legado de un precursor’

Portada del libro publicado por el Ayuntamiento de Tomelloso ABC

Pedro A. González Moreno

El diccionario biográfico Ciencia y Técnica en Castilla-la Mancha, coordinado por Enrique Díez y Alfonso González-Calero , ha dejado constancia recientemente de la abundancia de grandes hombres que Castilla-la Mancha ha dado al mundo. Pero otras grandes personalidades ha habido en nuestra tierra que, en su mayoría, han pasado desapercibidas no sólo para la historia nacional sino también, aunque resulte incomprensible, para la historia de nuestra región.

Así ha ocurrido con la figura de Francisco Martínez Ramírez (1870-1949), un personaje ilustre de Tomelloso al que puede aplicársele el calificativo de precursor. Un idealista de estirpe quijotesca cuya personalidad se caracterizó, según Rocío Torres, por «su constante lucha contra la injusticia y su defensa a ultranza de la verdad y la libertad como valores universales». Rasgos a los que han de añadirse los que enumera Francisco Alía: «liberal, moderno, cosmopolita, culto, emprendedor y luchador».

El primer periódico

Hombre de leyes y de letras, pero también experto en finanzas, como historiador escribió una Crónica de Tomelloso, como escritor publicó las biografías del general Aguilera o de Melquíades Álvarez, y no sólo ejerció el periodismo sino que fundó y dirigió el primer periódico tomellosero: ‘El obrero de Tomelloso’. Pero además de toda esa labor intelectual fue promotor y director del proyecto del ferrocarril entre Argamasilla y Tomelloso. Llevó, además, una intensa vida diplomática que le permitió relacionarse con los políticos de la Restauración y de la II República, y aunque fracasó en su candidatura como diputado a Cortes, llegó a ser gobernador civil de Huesca.

Con motivo del 150 aniversario de su nacimiento y en homenaje a su figura, el Ayuntamiento de Tomelloso, a través de la editorial Cuarto Centenario, acaba de publicar una muy generosa y cuidada edición: ‘Francisco Martínez Ramírez. El obrero de Tomelloso. Vida y legado de un precursor’ . Coordinado por Rocío Torres y Alba Nueda , el libro consta de dos partes: una primera donde aparecen varios estudios introductorios, a cargo de Francisco Alía, Ángel Ramón del Valle, Alfonso Ropero y Jesús Rincón, que ofrecen una serie de perfiles de este singular personaje poliédrico que, pese al rango de pionero que todos le reconocen, fue bastante incomprendido en su tiempo y posteriormente olvidado.

La segunda parte del libro es una extensa biografía escrita por su hijo, Francisco Martínez de Padilla, que sin renunciar a un enfoque crítico cuando lo considera necesario, ofrece una completa visión del personaje desde múltiples ángulos: el familiar, el profesional, el intelectual, el político… Especial interés presenta su actividad periodística, que abarca desde sus inicios hasta la fundación en 1903 de ‘El obrero de Tomelloso’, un periódico que, sin embargo, contó con la oposición de las autoridades locales, tal vez porque entre los postulados de su ideario figuraba el siguiente: «Este periódico disfruta de absoluta independencia; no tenemos ninguna clase de compromiso de partidos».

Precursor del ferrocarril

Entre algunos otros proyectos ferroviarios, dedicó gran parte de su ilusión, de su esfuerzo y de su propia fortuna, a la construcción del ferrocarril Argamasilla-Tomelloso, que topó incomprensiblemente con numerosos obstáculos. Asimismo, tampoco fue muy bien recibida por sus paisanos la construcción de su exultante palacete familiar, la finca de Mirasol, que hubo de ser vendida en 1934 tras el fracaso de la empresa Ferrocarriles Cooperativos, que dejó muy mermada la situación económica de Francisco Martínez Ramírez.

En fin, una trayectoria vital de un gran emprendedor que osciló constantemente entre la ilusión y el desengaño. Gloria y miseria de un personaje imprescindible en la historia de Tomelloso, recogida ahora en este volumen que viene a hacer justicia, años después, a tanto tiempo de ingratitud y de olvido. Refiriéndose a ello, escribió F. García Pavón: «Que Dios perdone a quienes le olvidaron, a quienes movieron el hombro indiferente ante su pobreza y oscurecimiento. Un día difícil serán juzgados por el crimen de lesa patria chica».

Y es que también, como afirma el propio biógrafo, «los pueblos, como los reyes y los gobernantes, son casi siempre injustos, olvidadizos e ingratos con quienes les dieron grandeza».

Por fortuna, parte de esa grandeza es hoy restituida a Francisco Martínez Ramírez gracias a este libro; una obra que no sólo viene a mantener viva la memoria de un hombre insigne, sino que también desvela muchas luces y no pocas sombras de la historia y del alma tomellosera.

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