Infantes acoge una muestra de 70 viñetas inspiradas en Quevedo
Conocidos humoristas gráficos nacionales e internacionales exponen sus dibujos sobre la obra del célebre autor del Siglo de Oro
Francisco de Quevedo es una fuente inagotable de sabiduría. Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) acoge hasta final de año una exposición de dibujantes de periódicos y revistas cuyas viñetas están basadas en la obra del escritor del Siglo de Oro.
La muestra se exhibe en el edificio cultural de la antigua Alhóndiga y consta de 70 obras pertenecientes a la colección que atesora la Fundación Francisco de Quevedo, ubicada en Torre de Juan Abad (Ciudad Real). El municipio, junto con Infantes, donde Quevedo pasó sus últimos años y escribió sus últimos versos.
En la exposición hay viñetas de Gallego y Rey (El Mundo), Pepe Orcajo (El Norte de Castilla), Paco Roca y Forges (El País) o Idígoras y Pachi (El Jueves), además de otras de dibujantes franceses, italianos, latinoamericanos y hasta iraníes.
Se trata de una reivindicación de un genio de las letras que, por muy remoto que nos parezca, todavía hoy sigue inspirando al gremio humorístico. Así opina Jose Luis Rivas, presidente de la Fundación Francisco de Quevedo y comisario de la exposición. Pone un ejemplo: con frecuencia, en Twitter se leen frases como «Donde hay poca justicia, es un peligro tener razón» o «El que pasa tiempo arrepintiéndose del pasado, pierde el presente y arriesga el futuro». Son frases de Quevedo, aunque muchos de los que las citan quizá no lo sepan.
De hecho, no sería raro que, de vivir ahora, el autor de «El Buscón» fuera «trending topic» habitual por sus encándalos en las tertulias políticas de televisión. Encarnación Navarro, concejala de Cultura de Villanueva de los Infantes, afirma que en Quevedo tendríamos «un autor como los de ahora, pero más fuerte si cabe, es decir, más pragmático, crítico y sátiro».
Quevedo afilaba su pluma para hurgar en los entresijos de los ambientes de palacio, pero también de la plebe y las clases populares, mostrando un marcado contraste entre capas sociales. Se trataba de un «visionario del momento, con independencia a la corona y al sistema social», indica la concejala, que recuerda que el escritor estuvo en la cárcel dos veces por no pasar los filtros de la Inquisición y acabó desterrado en Torre de Juan Abad.
Para el presidente de la Fundación, Quevedo tampoco se hubiera librado de la cárcel en la actualidad, ya que la ausencia de censura en un país democrático lo hubiera aprovechado para criticar sin miramientos a todo miembro de institución o elite social. «Si hoy hay menos censura, habría hablado más claro y terminaría directamente en la cárcel», asegura Rivas, que comparte el sentido del humor de Quevedo por ser un medio de «reducir el grado de tensión en nuestras vidas, sin caer en los insultos».
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