El horror nazi, pisado en Albacete

Se instalan en la avenida de la Estación una serie de adoquines de color oro en memoria de los 25 vecinos que acabaron prisioneros en campos de concentración

Los adoquines forman parte del proyecto Stolpersteine Ayto.

ABC

Albacete instaló este sábado en la avenida de la Estación una serie de adoquines de color oro en memoria de las 25 personas identificadas en la ciudad que fueron víctimas del horror nazi entre 1933 y 1945. Se trata del proyecto Stolpersteine , una idea que surgió del artista Gunter Demnig y en la que estos adoquines con los nombres de las víctimas ya están presentes en más de 2.000 ciudades del mundo.

Stolpersteine es un vocablo alemán que significa ‘piedra que te hace tropezar’, y precisamente «eso queremos, que cuando nuestros vecinos y vecinas caminen por esta calle tropiecen emocionalmente con estos pequeños adoquines y recuerden que, en Albacete, vivieron víctimas del nazismo, a quienes sacamos ahora de su anonimato », afirmó el alcalde, Emlio Sáez, añadiendo que son importantes estos «elementos de justicia» para contribuir a «reconstruir la memoria».

Las 25 víctimas son: Manuel Alcaraz Gómez, Emilio Aparicio García, José Argandoña González, Emiliano Belmonte Donate, Andrés Irela Jara, Pedro Jesús García Piña, Augusto Angel Rodriguez, José Díaz, José Felipe Monteagudo, Jesús García Villar, Justo Gómez Salmerón, Rafael Martínez Monje, José Montesinos Martínez, Julián López Alarcón, Miguel Parra Martínez, Pedro Polo Ferrer, Manuel Ruiz Tobarra, Jose María Ruescas Escames, Manuel Rubio García, Damián Serrano Martínez, Fernando Silva Beltrán, Cristóbal Cantos Muñoz, Pedro Rangel Selva, Jaime Nieto y José Ocaña Castilla. En el acto estuvieron Jaime Nieto y Juan Ocaña, hijos de Jaime Nieto y José Ocaña, quienes valoran que la ciudad haga este ejercicio de memoria. Además, Lidia Villora, del Real Conservatorio de Música y Danza, interpretó con su chelo la canción ‘El canto de los pájaros’, de Pau Casals.

De los 25 albaceteños deportados a campos de concentración, 14 fueron asesinados. La gran mayoría estuvieron en Mauthausen, al norte de Austria, un complejo de hasta 50 campos de concentración, cuyos dos principales, Gusen y Mauthausen, eran los únicos de todo el III Reich que estaban considerados con el grado más elevado de dureza. Otros cuatro víctimas fueron a parar a Buchenwald, uno de los primeros campos que se construyeron en suelo alemán y que más tarde fue utilizado como prisión para los propios colaboracionistas nazis y, por último, hubo un albaceteño que fue deportado al campo de concentración de Dachau, construido sobre una antigua fábrica de pólvora de Baviera, tabién en Alemania.

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