S.O.S La Palma: Dos metros de ceniza y un problema donde «estamos solos»
En este camino viven una decena de personas, aunque no todos han tenido la fuerza para regresar a casa
Juan trabaja limpiando las casas de quienes las conservan. a ´él el volcán se lo quitó todo, su hogar, un apartamento y varias fincas
«¿Un café?», le propone Isa Fuentes a Juan, uno de los trabajadores que se afana en sacar las toneladas de ceniza del camino de La Lajita , él acepta y se toma un descanso merecido, donde «los dos acabamos llorando». Su pala mecánica trata de acelerar un trabajo que aún llevará meses, si no año s. El volcán se habrá apagado pero el SOS de La Palma es más alto y más claro que nunca.
Juan trabaja desde primera hora en este camino del barrio de Las Manchas, junto a cuatro operarios. Él se levanta cada mañana en la casa de su amigo donde está alojado desde el pasado 19 de septiembre. Madruga para poder llegar a la otra parte de la isla de La Palma, dividida por una lengua de lava bajo la que descansa su casa. El volcán se lo quitó todo, su hogar, un apartamento y varias fincas . Cumbre Vieja le dejó sin nada. Hoy, como cada mañana, toma los mandos de una pala mecánica para limpiar las casas enterradas en ceniza del camino La Lajita, aquellas que tuvieron más suerte que la suya y siguen en pie tras la erupción.
En este camino viven una decena de personas, aunque no todos han tenido la fuerza para regresar a casa . La primera de las viviendas del camino es de un vecino que «se ha ido, creo que de tristeza al ser desalojado varias veces y ver como el volcán se había llevado la casa de su hija». También la casa de su familiar está vacía, «el volcán se llevó parte de su vida y ella después de casi cinco meses no ha tenido fuerza para ir al lugar». Comparten la calle con Isa, Luis y Macu una pareja que trabaja infatigable por desenterrar su hogar, y Nieves, de 84 años que se acerca cuando puede con su tacataca a ver cómo va su casa . También está Raquel, que cuida a su madre y Chio un vecino de 80 años con su casa y su coche enterrados, relata Isa a ABC.
Isa Fuentes tiene cada día la cafetera al fuego. Ella se ha convertido en la voz de los vecinos de su calle , pidiendo ayuda por todos los medios para sacar adelante este camino, que está apenas a 150 metros de las coladas del volcán de San Juan y 700 del nuevo volcán sin nombre de Cumbre Vieja. Su casa la construyó su bisabuelo y nunca pensó que aguantaría en pie el embate del volcán. El 19 de septiembre, cuando explotó, Isa estaba en su casa de las Manchas, nadie la desalojó, lo hizo sola porque el miedo se apoderó de ella . A su alrededor salían sus vecinos encamados y las caravanas de personas tratando de huir del desastre era kilométrica.
«Te piden que saques lo más importante de tu casa, y ¿qué te llevas?», y es que entre las dudas de qué salvar nace la verdad, « no son casas, son recuerdos, ilusiones proyectos, sueños y modos de vida, un barrio » y ese es un sentimiento que va más allá de los bienes materiales. Además, se pregunta ¿dónde metes lo que sacas de tu casa?».
Ellos han vivido «de prestado» todo este tiempo, y aún no volverán, aunque ya les hayan autorizado a regresar a casa. «No tenemos agua, no hay nada alrededor abierto, no se puede acceder en coche por las montañas de ceniza y ¿si te pasa algo? Una ambulancia tardaría horas en ir a socorrerte ».
Ella algunas veces se arriesga a pasar la noche en casa, y enciende la ilusión de quienes ven una luz prendida tras las ventanas. « Ver a gente aquí da esperanza entre tanta tristeza », explica.
PETICIÓN VECINAL 15 Dic ( 3 de 72) 13:00 hrs
Posted by I Love The World. on Wednesday, December 15, 2021
Héroes anónimos
A un ritmo de 600 samuros al día la batalla contra la ceniza «parece que no se gana nunca». Estas casas tienen más de dos metros de lapilli en sus alrededores. No pelea sola, por su cocina han tomado café personas « con historias increíbles de solidaridad y altruismo » que trata de conocer y reconocer porque «me da pena que no cuidemos a los que nos están cuidando». Este es el caso de Álvaro , de Madrid, viajó a La Palma apenas unas horas después de comenzar la erupción. « Vino con la idea de estar dos semanas, y ya lleva más de cuatro meses ». Trabaja con animales y prestó su ayuda a protectoras de la isla, pero «muchos o casi todos los días cuando termina su jornada de voluntario es tan tarde que están cerrados los restaurantes», así que Isa le invita a comer en casa.
«Compró dos palas y cuatro samuros y vino a ayudar al camino La Lajijta. Cuando me lo dijo, me quedé sin habla». Álvaro está ayudando «costeando todos sus gastos para ayudar a gente que ni siquiera conoce », explica Isa, emocionada. «Que Dios le bendiga», dicen sus vecinos.
Miguel es el jefe de la agrupación municipal de Protección Civil Candelaria, y cuando escuchó la llamada de socorro que lanzaban los vecinos por las redes sociales se movilizó con su grupo a limpiar ceniza. «Se quedaban en El Paso y para llegar a Las Manchas tardaban dos horas ida y dos de regreso», relata Isa a ABC, aún así «llegaban con una sonrisa». El día 31 se marcharon de la isla «en silencio sin hacer ruido, sin un reconocimiento, si un 'gracias' en el muelle», lamenta. Hay héroes anónimos que no han tenido el homenaje que merecen «ninguna institución sabe que están aquí, ayudando».
«Ahora estamos solos»
El volcán «no se ha acabado», ni mucho menos, asegura, ahora queda «la peor parte, y en este camino estamos solos». El palmero es luchador por naturaleza, varias de sus generaciones no es la primera vez que renacen de sus cenizas. Ahora, por primera vez en medio siglo piden ayuda a gritos , pero «desde que se apagaron los focos de las televisiones y se fueron los medios de comunicación hay muchos oídos sordos» a esta petición desesperada de ayuda.
«Todos sufriremos el volcán, quienes tuvieron la desgracia de ver cómo la lava se llevaba sus vidas pero también quienes tenemos las casas enterradas y todos los negocios de la isla» porque como afirma Isa « esto es una rueda, si no es la lava es la economía, pero este volcán puede arrastrarnos a todos ».
Ella teme que la pesadilla del volcán vuelva a amenazar su casa en unos años. «A mi hija le digo que disfrute de la casa, porque aunque ya ha sobrevivido a dos volcanes no sabemos cuánto más estará en pie ». Tras estos embates de la naturaleza, ¿quién sabe si sobrevivirá una vez más? Pueden ser sus últimos años.
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