Los Carneros de Tigaday: Los hombres-cabra de El Hierro que reviven a los demonios
Se trata de una tradición par la festividad del Carnaval en la isla de El Hierro, a punto de caer en el olvido y recuperada gracias al esfuerzo y tesón de un vecino de La Frontera
Por las calles de Tigaday, en La Frontera (El Hierro) suenan ruidos extrañas y cascabeles en la lejanía, cencerros y rugidos que dan la señal de que algo está a punto de suceder. Vienen en grupos pequeños, de dos, tres, o cuatro, con sus cuerpos cubiertos por pieles de carnero y la cara llena de betún. Estas figuras humanoides están furiosas, y arremeten contra todo aquel que se plante en su camino. Son los 'Carneros de Tigaday', hombres-cabra que reviven a los demonios para no dejar morir una tradición ancestral.
Sr cubren la cara, visten cráneos de carneros , se restriegan el betún por el pelo, llevan la ropa hecha jirones, enseñan los dientes y no se detienen ante nada. Los carneros tratan de adueñarse del pueblo, una vez son desatados por el pastor, 'el loco' y asustan, persiguen, embisten, tratan de buscar la risa y teñir de negro a todo aquel que se les acerca.
En grupos pequeños buscan una presa, la persiguen y jalonean , contra ellos nadie puede, o al menos esa es la idea, moviéndose como una estampida de la tarde a la noche de Don Carnal, el martes de Carnaval.
Los jóvenes de la isla de El Hierro se transforman en cabras una vez al año, usando zalea, el cuero de oveja o carnero curtido de modo que se conserva su lana. El que ayer era un vecino hoy es una bestia que anda suelta . Es una experiencia única y una tradición exclusiva de la isla de El Hierro, que pasa de generación en generación para permanecer en la cultura popular. Comenzó como una tradición del folclore y se mantuvo viva gracias a la apuesta de Benito Padrón , quien después de la guerra civil mantuvo esta costumbre, vinculada a los Tejeguates, que ha ido desde los mayores a los jóvenes y que llena las calles de susto, ruido, fiesta e historia.
Es un verdadero espectáculo al que acuden cada año cientos de vecinos y de turistas , y que lleva una preparación específica, ya que las pieles pueden llegar a pesar más de 30 kilos .
Aguardando a tiempo mejores
Los Carneros de Tigaday han tenido que quedarse en sus corrales un año más, a la espera de tiempos mejores libres de Covid para volver a sembrar el pánico y la fiesta en las calles de La Frontera.
El pasado año tampoco fue posible convocar a estos hombres-cabra herreños a causa de la pandemia, si bien la tradición se mantiene cono esta fiesta-ritual.
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