Santiago Díaz Bravo - Confieso que he pensado

Aquí falta alguien

Santiago Díaz Bravo

El proceso judicial en el que se halla inmerso el exdirector de la radio y la televisión autonómica canarias nos reafirma un poco más cada día en la convicción de que los medios públicos fueron empleados durante años como agencia de colocación de amigos y profesionales afines, como instrumento de propaganda sin cortapisa alguna y como fuente inagotable de recursos para que unos cuantos hicieran suculentos negocios a costa de todos, esto es, a costa del dinero de los ciudadanos del Archipiélago.

Pero el proceso, por ahora, se queda corto, porque si bien Guillermo García se halla en el centro de todas las tramas, no deja de ser un segundón. No fue él, por voluntad propia, quien decidió convertirse en el mandamás del ente público, ni tampoco quien decidió continuar hasta el final a pesar de que su gestión se tornaba día a día más sospechosa. Fue el entonces presidente del Gobierno, el nacionalista Paulino Rivero , quien le eligió y consintió que convirtiera la radio y la televisión pública en instrumentos que obedecían a dos dictados, el de las consignas políticas y el del bienestar de los amigos. De los amigotes, para ser más correctos.

El análisis de lo que ocurrió durante los años de García quedaría cojo si se dejara fuera a quien propició todo lo que hoy se investiga y tanto nos escandaliza. Obviar que sobre buena parte de las decisiones del anterior director del ente se cernían todo tipo de sombras y, aún así, defenderlo y confirmarlo en un puesto de tanta relevancia, convierte al consentidor, en este caso el mismísimo Rivero, en el cómplice necesario de todo lo ocurrido.

Por ello, contemplar a García haciendo el paseíllo camino del juzgado con una sonrisa forzada y asumiendo con pesar, qué remedio, la presencia de las cámaras, puede llegar a provocarnos un poso de amargura porque, a fin de cuentas, la justicia en este caso no está siendo del todo justa. Y es que en ese paseíllo, en esas imágenes, echamos de menos a alguien.

El exdirector está sufriendo un considerable vilipendio mediático casi en solitario cuando lo justo sería que dicha rendición de cuentas la hicieran él y quien le abrazó durante años y defendió su quehacer a capa y espada.

Y es que si algo debe quedarnos claro en este escandaloso proceso al que asistimos desde hace meses, del que probablemente nos sigamos llevando grandes sorpresas, es que todo lo malo que hizo el principal responsable de la radio y la televisión pública fue posible porque contó con el apoyo de quien le puso allí.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación