Sociedad
La riada del Ebro llega a Zaragoza tras inundar mil hectáreas en los pueblos ribereños
La crecida llega amortiguada a la capital aragonesa, donde el río roza los cuatro metros de altura
La nueva riada del Ebro ha llegado a la ciudad de Zaragoza debilitada , a costa de haber inundado mil hectáreas de campos en los pueblos ribereños aragoneses situados aguas arriba de la capital. Esta inundación ha vuelto a actuar como «aliviadero», evitando gran parte del caudal que de otra forma llegaría a Zaragoza y al resto de municipios ribereños situados aguas abajo.
En pueblos como Novillas o Pradilla la punta de la crecida les llegó el martes y empezó a remitir en la madrugada de este miércoles. A Zaragoza capital, el caudal máximo llegó a última hora de este miércoles, pero amortiguado. Mientras que al tramo alto del Ebro a su paso por Aragón se midieron más de 1.400 metros cúbicos por segundo, el río a su paso por la capital zaragozana ha llegado con un caudal máximo de algo más de 1.200 metros cúbicos por segundo .
A puertas de Zaragoza capital —al paso del río a la altura de la autovía A2— el nivel del Ebro ha llegado a superar los seis metros . A su paso por el casco urbano, sin embargo, ha rondado los cuatro metros de altura.
UAGA ha calculado en mil las hectáreas que ha anegado esta nueva riada en los pueblos zaragozanos situados aguas arriba de la capital, pese a que se ha tratado de una crecida calificada técnicamente como ordinaria por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).
Agricultores y ganaderos, así como alcaldes y vecinos de la zona, llevan años criticando que crecidas ordinarias acaben provocando inundaciones y daños extraordinarios. Achacan la situación a la falta de una limpieza del cauce, porque —explican— la progresiva acumulación de tierras y materiales de arrastre han elevado el lecho del río y hacen que su capacidad de desagüe sea cada vez menor.
El año pasado, los pueblos aragoneses ribereños del Ebro sufrieron cinco riadas en apenas dos meses, de finales de enero a finales de marzo. La más grave tuvo lugar entre los últimos días de febrero y los primeros de marzo, cuando se anegaron 20.000 hectáreas, perecieron 10.000 animales en explotaciones ganaderas y se activaron incluso protocolos de alerta y evacuación en núcleos habitados.
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