Sociedad
Un pueblo de Zaragoza hace un museo con los cadáveres momificados de quince lugareños
Tienen más de 200 años y se hallaron hace siete. Ahora se exhiben para atraer turistas: la historia y la muerte como reclamo
Quinto de Ebro es una localidad zaragozana de unos 2.000 vecinos que se ha encomendado al más allá para atraer turistas . Lo hace con un fondo expositivo tan contundente como espeluznante: quince momias auténticas y autóctonas, quince cuerpos momificados de lugareños que vivieron –y murieron- en este municipio aragonés hace más de 200 años.
«Mira de frente al más allá. Vive una experiencia única en el primer museo de momias en España », reza la invitación con la que se asoma por internet este centro que acaba de inaugurarse. Abrió sus puertas el pasado fin de semana, y en tres días ya fue visitado por 330 personas. El Museo de las Momias pertenece al Ayuntamiento de la localidad, que fue su promotor y que ha conseguido hacer realidad este proyecto con el apoyo económico de la Diputación de Zaragoza y de los fondos europeos de desarrollo rural.
El visitante se topa con quince cuerpos momificados que conservaron también las mortajas, atuendos y abalorios con los que recibieron sepultura. Hay momias de niños y de adultos, de hombres y mujeres. Entre ellos, un nutrido grupo de cuerpos con atuendos de monjes franciscanos.
La momificación fue casual. Se produjo de forma natural , fruto de una excepcional combinación de condiciones ambientales que impidieron la putrefacción y facilitaron la desecación de los cuerpos.
El museo se ha creado en la antigua Iglesia de la Asunción, un templo gótico-mudéjar que se edificó en el siglo XV y que se conoce popularmente como «El Piquete». Fue precisamente allí donde se encontraron estas quince momias en el año 2011, en el transcurso de unas obras de restauración. Se hallaron y documentaron un millar de enterramientos, pero solo estos quince cuerpos estaban momificados. Han sido fechados entre finales del siglo XVIII y principios del XIX .
Desde que fueron halladas, las momias han sido sometidas a un laborioso y delicado proceso de estudio, conservación y acondicionamiento para poder ser expuestas en este nuevo museo. «Nos va a permitir ser un referente internacional cuando se habla de momias, como ya lo son Palermo (Italia) y Guanajuato (México)», afirma el alcalde de Quinto de Ebro, Jesús Morales. Está convencido de que va a ser un espaldarazo para el pueblo, un centro de atracción turística que ayude a esquivar el zarpazo de la despoblación del medio rural.
«Es una iniciativa excepcional y de enorme valor cultural que, además, encaja perfectamente con algo tan demandado ahora como es el turismo de experiencias», dice la diputada provincial de Cultura, Cristina Palacín.
El museo, con estas quince momias como protagonistas, se nutre también de la historia de la iglesia en la que tiene su sede este espacio expositivo. Con su restauración, se ha recuperado y puesto en valor el arte de este edificio del siglo XV que estuvo a punto de perderse en el siglo XX, cuando quedó arruinado por la Guerra Civil. Ahora, con las momias que estaban sepultadas en este edificio, se ofrece al visitante un viaje en el tiempo, a los usos y costumbres de hace más de doscientos años, a la vida y a la muerte. Cara a cara, momia a momia.
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