La descomposición del PAR se agrava mientras su líder se atrinchera en el Gobierno de Lambán
Arturo Aliaga se aferra a la vicepresidencia de Aragón, mientras la dirigente del PAR en la Diputación de Teruel se suma al sector crítico y le acusa de «okupa»
El P AR, el veterano partido bisagra de Aragón que sostiene al PSOE de Lambán desde hace dos años y medio, sigue sumido en su particular descomposición interna mientras su líder, Arturo Aliaga, se atrinchera al frente del partido y se atrinchera en la vicepresidencia del Gobierno regional, arropado por los socialistas. El último episodio del cisma interno lo ha protagonizado la diputada provincial turolense Berta Zapater , exparlamentaria regional y que en el actual mandato era portavoz del PAR en la Diputación de Teruel.
Zapater ha dimitido de la portavocía con una durísima carta contra Aliaga , que ha hecho pública, en la que le acusa de traicionar los principios del PAR y de hacer descalabrar el partido con tal de mantenerse en el Gobierno con socios tan distantes al ideario del PAR como son los soberanistas de izquierdas de la Chunta y los comunistas de Podemos.
Arturo Aliaga protagonizó un polémico viraje en las elecciones autonómicas de 2019. Hasta esa misma primavera había sido socio parlamentario del PP y había brindado con Rajoy por sucesivos acuerdos firmados por los populares. Pero, tras las elecciones de mayo de 2019, abandonó al PP, renunció a formar gobierno con los populares y se lo dio al socialista Javier Lambán, para lo que hizo falta firmar un cuatripartito entre el PSOE, el PAR, Podemos y la Chunta.
Unirse a Podemos y a la Chunta para compartir gobierno tras haber sido socio del PP era un salto que algunos entendían imposible. Para Aliaga, no. Fue el primero en negociar personalmente con Javier Lambán, para garantizarse su nombramiento como vicepresidente del Gobierno de Aragón, a cambio de hacer presidente al socialista. Además de vicepresidente, también se garantizó la Consejería de Industria, de cuyas autorizaciones dependen abultados proyectos de inversión que mueven muchos millones de euros, entre ellos los ligados al sector energético.
Hundimiento electoral
Mientras tanto, el PAR siguió su caída libre en las urnas –con Aliaga ha obtenido los peores resultados autonómicos de su historia–, y el ambiente de descontento interno fue aumentando tras la firma del cuatripartito de mayoría socialcomunista. Pero Aliaga ha conseguido imponer su poder en el partido, incluso a pesar de la delicada salud que arrastra desde hace tiempo y que lo ha mantenido apartado intermitentemente del cargo en varias ocasiones. Pero nunca ha hecho mención de renuncia, ni a su posición en el Gobierno regional ni al timón del PAR.
En octubre, la celebración del congreso en el que los aragonesistas tenían que renovar su dirección disparó el cisma. Aliaga fue acusado abiertamente de pucherazo por las maniobras que urdió para contar con una posición de ventaja ante unas elecciones internas en las que veía peligrar la presidencia del partido. Esos manejos fueron incluso denunciados judicialmente , pero logró que se celebrara el Congreso y rentabilizó la ventaja que había obtenido durante la organización del cónclave: salió reelegido al frente del PAR, con la entusiasta enhorabuena por parte del socialista Lambán.
A renglón seguido realizó una purga interna en la que apartó de sus cargos públicos en el Gobierno aragonés a quienes habían alzado la voz con denuncias de pucherazo. Ante las purgadas, la que hasta entonces había sido directora general de Turismo, Elena Allué.
«Okupas» en «la casa del aragonesismo»
La descomposición interna no ha cesado en el PAR. Lo demuestra la renuncia, esta misma semana, de la ya exportavoz aragonesista en la Diputación de Teruel. Ha explicado que deja la portavocía, harta de ver que la línea oficial que impone Aliaga en el PAR supone una traición a los principios del partido . Pero, como el resto de críticos, Berta Zapater opta por quedarse en el partido, decidida a plantar batalla junto al resto del sector crítico que planta cara a Arturo Aliaga.
La carta pública con la que Berta Zapater ha anunciado su marcha es demoledora contra Aliaga. Ha manifestado su «más profundo rechazo a la actual dirección del partido» que lidera Arturo Aliaga. Les acusa de «deplorables maniobras» y de ser «okupas» en «la casa del aragonesismo».
Denuncia «la nula renovación en el pasado congreso del que emanó una ilegítima ejecutiva que ha iniciado una depuración de personas críticas con su gestión», que anula «cualquier debate interno e integración de una mayoritaria corriente renovadora».
Zapater augura que este «acoso y hostigamiento solo incrementará la fractura existente y precipitará la desaparición de la formación», y censura a Aliaga y a su camarilla de no haber rendido cuentas tras cosechar «los peores resultados (electorales) que ha obtenido el partido y que obligaban a una profunda rectificación».
Esta diputada provincial acusa igualmente a Aliaga de haber «abandonado el proyecto político» del PAR y haberlo «sustituido por una práctica clientelista de gestión de subvenciones, que conlleva una grave pérdida de identidad».
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