Sociedad
Aragón, sede de un enorme criadero de almejas en peligro de extinción
La Maragaritífera Auricularia es un molusco autóctono de agua dulce gravemente amenazado. Cada ejemplar adulto está valorado oficialmente en 16.000 euros. En la última camapaña, en este criadero se han obtenido 1,3 millones de larvas
España tiene en Aragón un criadero de almejas financiado con fondos públicos y que además es enorme, no tanto por el tamaño de las instalacinoes sino por la gigantesca cantidad de ejemplares que se obtiene en él año tras año. La curiosidad tiene su razón de ser: el Ebro, en su tramo zaragozano, es uno de los escasísimos y últimos reductos en el que pervive la Margaritífera Auricularia , una especie autóctona de almeja de agua dulce que lleva décadas en peligro de extinción . Su situación es crítica desde hace tiempo. Y, para intentar paliarla, cada año se llevan a cabo reproducciones masivas en cautividad en este criadero.
Se trata del Centro de Recuperación de Cría en Cautividad que el Gobierno aragonés tiene a orillas del Ebro, en La Alfranca , muy cerca del casco urbano de Zaragoza. Allí, estas almejas son cuidadas con mimo para que se reproduzcan en enormes cantidades. Así se viene haciendo desde 2007. Desde entonces han sido millones los ejemplares de minúsculas almejas que, en forma de alevines, han sido obtenidas en ese centro y luego utilizadas para repoblar los cauces del Ebro donde perviven colonias de esa especie, que está extremadamente protegida. Tanto que, por las multas que lleva asociada su captura, puede ser considerada como la almeja más cara del mundo .
«A los efectos exclusivos de la valoración en concepto de indemnización por los daños y perjuicios ocasionados a la fauna silvestre, el valor monetario mínimo de un ejemplar completo de Margaritifera auricularia se fija en 16.000 euros , ya sea vivo o muerto», reza el decreto que la Administración autonómica aragonesa dictó en 2005 para proteger esta especie.
En la última campaña, la actividad reproductora en La Alfranja ha logrado una cifra de récord: 1,3 millones de larvas de Margaritífera Auricularia. Pese a lo que podría parecer, la cifra acaba quedándose corta en la práctica, porque la mortandad es enorme en esta especie cuando esos ejemplares son introducidos al medio natural.
Por eso, pese a la masiva reproducción en cautividad y a las reiteradas sueltas que se realizan en aguas del Ebro desde hace más de diez años, la especie sigue en gravísimo riesgo de extinción . Eso sí, sin esas sueltas la situación se antoja que sería peor, quizás irremediable. De ahí que el programa de cría en cautividad se mantenga y que se persevere en la investigación, porque estas reproducciones masivas no solo sirven para repoblar el Ebro año tras año sino, también, para estudiar el comportamiento de la especie, saber más de los agentes que amenazan la supervivencia de estas almejas autóctonas y actuar en consecuencia.
De esos 1,3 millones de almejas que han sido obtenidas este año en el criadero del Gobierno aragonés, una pequeña cantidad seguirá en las instalaciones, seguirá «creciendo en el laboratorio, perfeccionando el laborioso y largo proceso de la cría en cautividad». Y todo eso con el objetivo, también, de conseguir colonias de ejemplares de almeja más maduros, más grandes y, por tanto, con mayors posibilidades de sobrevivir en el medio natural que las larvas, que es lo que actualmente se suelta.
De estas larvas, que son de muy pequeño tamaño -en torno a 100 micras- «muy pocas alcanzan la vida adulta» una vez que son soltadas en el medio natural, según indican los especialistas. «Presentan una tasa de supervivencia muy baja», remarcan estos técnicos de este centro de reproducción, cría e investigación del Gobierno aragonés.
Para que estas larvas prosperen necesitan, en primer lugar, un «pez hospedador» . Sin él, no pueden sobrevivir. Las minúsculas almejas han de dar con un pez para instalarse en sus branquias y allí ir creciendo hasta alcanzar una madurez suficiente con la que prosperar por su cuenta.
Además, en los últimos años la situación se le ha complicado todavía más a esta almeja autóctona que en un tiempo habitaba numerosos ríos españoles y que ahora solo queda en un reducido número de puntos del Ebro y del Canal Imperial de Aragón. Esa complicación le ha llegado por la presión ejercida por especies invasoras , caso del mejillón cebra y de las almejas llegadas de Asia que están colonizando estos ecosistemas, que se han convertido en un problema mediomabiental de primer orden.
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