Rabat no recibe a sus ciudadanos procedentes de España por temor a que porten el virus

Volver a Marruecos, aunque sea a nado

En Ceuta, 21 marroquíes han sido frenados a punto de lanzarse al mar para regresar a su casa. Una docena lo ha logrado

No son inmigrantes, según la Guardia Civil, sino viajeros del país vecino atrapados por el cierre de fronteras

El espigón del Tarajal, en aguas españolas, y en segundo plano la costa marroquí Ignacio Gil

Esta funcionalidad es sólo para registrados

«Hacen lo mismo que antes, pero al contrario: se tiran a la playa del Tarajal y tratan de llegar al otro lado del espigón lo antes posible, con la particularidad de que ahora ese otro lado es el marroquí». A la Guardia Civil de Ceuta no le cabe duda: las decenas de ciudadanos de Marruecos que en estos tiempos de confinamiento están haciendo intentos desesperados por volver a su país no son inmigrantes. Hubiera sido una historia de impacto. El mundo al revés, los que huyeron de pobreza y persecuciones regresando ahora por una amenaza más poderosa, el miedo al virus o a una crisis que les condene a una vida peor que la que dejaron.

Pero la realidad es otra, los 21 que han sido detenidos cuando trataban de cruzar a nado y los «entre diez y doce» que lo han conseguido son lo que llaman «viajeros transfronterizos», ni más ni menos que algunos de los cientos de marroquíes con residencia estable en las vecinas Castillejos o Tetuán que Rabat dejó atrapados el 13 de marzo en Ceuta y en Melilla cuando decidió cerrar sus fronteras con España como quien cierra una puerta blindada y la suelda a fuego. Hasta hoy.

Ni en Ramadán

Que estén a cargo de las autoridades locales, -porque se sabe hay individuos y familias alojados en casas de allegados o de amigos- hay alrededor de 350 de estas personas en Melilla y 300 en Ceuta, donde la mayoría de los transfronterizos se alojan en el centro La Libertad, un polideportivo. Se ha habilitado expresamente para que estas gentes, como todo el mundo, cumplan el confinamiento -por tanto en régimen cerrado- pero están también los marroquíes que habitualmente pueblan las escolleras de la ciudad con el eterno objetivo de colarse en un barco que les lleve a la Península. En La Libertad, las peleas son constantes y el ambiente irrespirable.

No son estos aspirantes a polizones los que buscan volver al país vecino. Son, por el contrario, los que tienen arraigo en Marruecos, negocios, su hogar, probablemente mayores a su cargo que se han quedado solos, pero a los que su Rey no ha dejado volver ni para celebrar el mes sagrado del Ramadán, que empezó el jueves, y es el de la confraternidad, las visitas a las casas, la tradición de orar con los padres y con los hijos.

Hacer ese corto desplazamiento de playa a playa por cuenta propia, como están intentando algunos, tiene sus riesgos. El menor, que a uno le intercepte la Guardia Civil, que patrulla la costa, y tenga que quedarse en Ceuta. «No hay responsabilidad que pedirles, tampoco cabe una multa por saltarse la cuarentena... ¿de qué domicilio han salido, es su domicilio La Libertad...?, se pregunta un agente.

La noche del miércoles al jueves, esa es la suerte que corrieron cuatro marroquíes. A las ocho de la mañana, dos fueron frenados antes de llegar al agua, y antes, a las cuatro de la madrugada, otros dos, aunque un tercero que les acompañaba sí logró lanzarse a nado y doblar el espigón y llegar a su país. Cuando la marea está muy baja, casi se puede ir andando. Ese espigón del Tarajal con Castillejos al fondo, testigo trágico en 2014 de la muerte de 15 inmigrantes que en su afán por llegar a Ceuta se ahogaron, según la versión oficial en aguas marroquíes, y según las imágenes, entre pelotas de goma que se ordenó disparar desde la orilla española.

88.778 detenciones

Del que consiguió alcanzar Marruecos, y la decena que lo hizo antes que él, nada se sabe. La Dirección General de la Seguridad Nacional (DGSN) está siendo implacable con quienes osan quebrar las reglas de confinamiento, únicamente se puede salir a la calle previo salvoconducto. Sólo el miércoles se informó de 4.289 detenciones en 24 horas. Son 88.778 en lo que va de emergencia sanitaria. Y no se pierda de vista que esa feroz impermeabilización del Reino con respecto a España que afecta a sus propios súbditos atrapados en España, encierra un pavor al contagio. Amén de la determinación de Rabat de controlar a puerta cerrada con su precario sistema sanitario la pandemia y lo que cuenta de ella: 4.423 casos confirmados y 170 muertos, cifras dadas ayer por su agencia oficial de noticias. Datos que, según los ceutíes, vecinos íntimos de Marruecos, ponen a prueba la ingenuidad de cualquiera.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación