A 48 horas del Ramadán, Marruecos sigue sin dejar entrar a 200 ciudadanos suyos atrapados en Ceuta
Vivas cifra en 300.000 euros el coste mensual de dos pabellones habilitados para confinar menores y adultos marroquíes
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A 48 horas del comienzo del Ramadán, 189 marroquíes permanecen bloqueados en el pabellón La Libertad de Ceuta, que además se ha convertido en un foco de tensión al registrar frecuentes peleas y fugas de quienes no admiten que deben cumplir el régimen de confinamiento impuesto en todas España. Algunos son viajeros transfronterizos que se vieron sorprendidos por el cierre de fronteras, otros trabajadores que cruzaban a la Ciudad Autónoma para ganarse la vida, otros inmigrantes. Marruecos no permite ninguna entrada en su territorio desde el 13 de marzo , fecha en que impuso un cierre de fronteras para detener el avance del coronavirus, lo que ha obligado a la administración ceutí a hacerse cargo de estas personas. Al margen hay que considerar además a 115 menores no acompañados recogidos de las calles que se acumulan en otro pabellón deportivo al margen del centro de acogida La Esperanza, que está masificado y ha habido que ampliar con tiendas de campaña.
El presidente del Gobierno de Ceuta, Juan Jesús, Vivas ha cifrado en unos 300.000 euros al mes el gasto del mantenimiento de los dos polideportivos , «a los que debemos sumar otros 200.000 euros del nuevo albergue para menores para descongestionar el centro de acogida de La Esperanza», donde actualmente viven unos 440 menores. Se trata, por tanto, de hacer frente medio millón de euros al mes, para lo que Vivas solicito la colaboración de la Administración General del Estado. «Este asunto tendría que ser asumido por el Estado, lo cual sería lo justo y razonable y no derivar la carga económica de esta atención a la Ciudad como está ocurriendo», reclamó.
En declaraciones al Faro de Ceuta, uno de los confinados en La Libertad declaraba: «Nosotros queremos ir a Marruecos, pero nadie nos escucha. Estamos aquí, como en una cárcel». «Nos preguntaron qué necesitábamos pero aquí no hay nada, ni chanclas, ni mantas, ni gel. Llevamos lo puesto desde hace días, no nos podemos cambiar. No queremos estar así, sin poder ducharnos, aquí encerrados. Nosotros no queremos fugarnos a la Península, queremos ir a nuestro país. Aquí hay muchas peleas, robos…», advertía otro.
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