El tribunal cede y deja interrogar a Villarejo pero frena su afán por salirse del guión

El exdirector general de Herrero y Asociados y una de las socias se desmarcan de cualquier ilegalidad en el encargo a Cenyt

José Manuel Villarejo interrogando en el juicio ABC

Isabel Vega

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De todas las facetas del comisario jubilado José Manuel Villarejo la más desconocida (por inédita hasta ahora) era la de su condición de abogado en ejercicio. Cierto es que una de las primeras decisiones que adoptó nada más salir de prisión provisional el año pasado fue personarse en la Audiencia Nacional en calidad de codefensor con idea de ejercer su propia defensa junto a su letrado Antonio José García Cabrera. Y también lo es que ha hecho uso de esa condición para enviar larguísimos escritos al juez instructor o promover variadas denuncias a título personal contra periodistas, fiscales y funcionarios.

Pero no había conseguido abrir la boca en cinco sesiones que van ya de juicio oral porque el tribunal, que viene aplacando con mano de hierro cada salida de tono, lo había impedido . Una frase ha venido repitiendo la presidenta Ángela Murillo como un mantra: «Al alimón, no». Y así, imponía que sólo uno de los dos, él o su letrado, tomasen la palabra. Hasta que ayer, la propia Fiscalía Anticorrupción hubo de salir en defensa del comisario : Si es codefensor no hay por qué restringir su papel en la vista.

Murillo ayer desatendió la petición y eludió la discusión ordenando directamente que saltase el turno de interrogar, para estupefacción de los presentes. Al término de la sesión, varios de los abogados que asistieron a la vista comentaban a este diario que aquella decisión podía ser el día de mañana una causa de nulidad «como una catedral», sobre todo en Estrasburgo, por vulneración del derecho de defensa. Quizá sea esa la razón de que el tribunal en esta sexta sesión haya recapacitado y contra lo que impuso ayer, -que García Cabrera se preparase el interrogatorio- ha dejado que sea Villarejo quien lo haga.

Eso sí, con el margen justo para que no se diga. Ni una pregunta fuera del relato de los hechos objeto de la vista oral. «Que conste mi protesta continua, señoría, me interrumpe. Tengo que ejercer mi derecho de defensa con un mínimo de libertad, si me permite », se ha quejado el comisario.

«Fue un trabajo de cierto interés»

Y de este modo, Villarejo se estrenaba enfundado en la toga preguntando a María de los Ángeles Moreno, socia minoritaria del despacho de abogados Herrero y Asociados, el mismo que pagó 300.000 euros a Cenyt por espiar a un bufete de la competencia. Ella, que comenzó a declarar ayer y que a diferencia de dos de sus ex compañeros de trabajo, se ha negado a asumir los hechos que le imputa la Fiscalía Anticorrupción, dejó caer una afirmación que pareció molestar a Villarejo: que el trabajo que hicieron para ellos, al final, fue «una tomadura de pelo» .

Con los vetos sucesivos del tribunal, «cíñase a los hechos», ha intentado que la acusada expusiera por qué no ha asumido los términos del Ministerio Fiscal hasta conseguir arrancarle que está convencida de no haber cometido delito y no tiene disposición alguna a mentir para garantizarse una pena por debajo del umbral que la llevaría a la cárcel. También ha logrado que ella reiterase que las transcripciones de los audios realizadas por Asuntos Internos «no son literales» y a veces, «capciosas».

Lo que no ha conseguido es que retire su opinión sobre «la fanfarronería» que le inspiraba Villarejo o la dudosa calidad de sus trabajos. El comisario, que a veces parecía más preocupado por salvar el orgullo que la imputación, ha venido a defender a golpe de preguntas que se hizo un « trabajo de cierto interés por cuanto las informaciones que pudo apreciar el grupo Cenyt estaban dispersas y al organizarlas, estructurarlas, se le dio cierto orden».

«Sí -ha concedido ella-, pero no aportó nada». «Nunca vi resultado de ese trabajo», ha apostillado. No estando acusado de estafa en este juicio, ha llegado a decirle a la acusada que referirse a Cenyt en esos términos igual «es un poquito fuerte». «Y no voy a preguntarle la opinión que tiene de mi defendido», ha dicho, refiriéndose a sí mismo.

El exdirector general niega ilegalidad alguna

Terminado el interrogatorio, ha tomado la palabra el abogado de Moreno para ir puliendo las cosas que pudieran haber quedado al aire, como que no tenía ni idea de que Villarejo estaba en activo -ha repetido varias veces que hablaba de su condición policial siempre en pasado- o que ni encargó, ni recibió ni vio ningún documento de él que fuese ilegal. Luego ha llegado el turno de otro de los acusados de Herrero y Asociados que se resiste también a aceptar el relato del fiscal, el exdirector general, Andrés Medina , que sólo ha querido contestar a las preguntas de su abogado.

Ha reconocido «el ambiente absolutamente irrespirable» que había en Herrero y Asociados después de que el responsable de informática anunciara que se iba «con su mujer a montar una churrería» y después, se descubriese que se había mudado a la competencia. A partir de ahí, ha dicho, se produjo «un goteo» de salidas a ese otro despacho, Balder, y todas procurando «hacer el mayor daño posible».

En ese momento, se tomó la decisión de emprender acciones legales por competencia desleal pero necesitaban información. Y ahí entró Cenyt: Sí, se les contrató. Sí, se les pagó. No, no hubo ningún concierto con esa empresa para cometer alguna acción ilegal. «Yo jamás doy ninguna instrucción en ese sentido. Jamás». El plan era denunciar a Balder « y era absolutamente irracional e ilógico que con esos objetivos se intentara conseguir algo ilícitamente. Iría en contra de nuestros objetivos».

Cereceda: «Me lo ofrecieron y acepté»

Pero no sólo de abogados va este juicio. Tras dar por concluido el interrogatorio de los «clientes» de Villarejo en Herrero y Asociados -y a falta de uno que se pospone porque le acaban de operar-, ha llegado el turno de los involucrados en la pieza número 3, Land, vinculados a la promotora inmobiliaria creadora de la urbanización de lujo La Finca de Madrid y que están igualmente en el banquillo por los 300.000 euros pagados a las empresas del comisario por encargos diversos.

La primera, la que era presidenta ejecutiva y del Consejo de Procisa, Susana García Cereceda, que al igual que su socio Francisco Peñalver y su asesor de Seguridad y expolicía David Fernández Aumente , ha estampado su firma en el relato de hechos de la Fiscalía Anticorrupción reconociendo su implicación a cambio de una considerable rebaja en las peticiones de condena. Se han avenido a contestar, de hecho, sólo al fiscal y a su propia defensa. No ha dado más juego en esta sesión la toga de Villarejo.

Cereceda ha venido a reconocer los encargos a las empresas del comisario aunque se ha esmerado en justificar cada uno de ellos por las circunstancias en las que estaba la empresa en aquel momento o las que rodeaban a sus relaciones con cada uno de los supuestos espiados, como el arquitecto Joaquín Torres, la viuda de su padre Silvia Gómez Cuétara o el marido de su hermana, Jaime Ostos. En todos los casos, la misma fórmula: «así que cuando Cenyt me ofreció información, acepté».

El otro gran matiz es que buena parte de los reportes del comisario que se intervinieron, entre otros, en su despacho, ni los había pedido ni los había leído ni tampoco le sirvieron para nada. «Realmente no decían nada, eran dos o tres folios». Todo empezó con la necesidad de averiguar la situación patrimonial de una serie de empresas a las que había de pagar cincuenta millones de euros por ejecución de una sentencia de primera instancia, por lo que el dossier sobre la juez que llevaba el asunto que preparó la gente de Villarejo, según Cereceda, no aportó nada de interés.

Tampoco le pareció de interés que el comisario le dijese con quién alternaba Torres o con qué frecuencia hacía Gómez Cuétara llamadas y a quién. Sí quería saber si Ostos se había casado en gananciales o no con su hermana, porque acababan de incapacitarla y él se iba a convertir en «el tutor» de la «segunda mayor accionista de la compañía». «Estaba asustada y preocupada», ha alegado. Además, Villarejo le había «puesto sobre la mesa» un informe de «una agencia de espías» que, según dedujo, había encargado la propia Gomez Cuétara y que contenía «información personal» de muchos directivos de la empresa. «Y yo me asusté. Cuando Cenyt me propuso ver si encontraban algo sobre Silvia, también accedí a ello» , ha añadido.

Para Peñalver han quedado las preguntas sobre los pagos y las facturas, que ha ido reconociendo con ciertas dificultades de memoria y en el caso de Fernández Aumente, su conocimiento sobre Cenyt y la situación de Villarejo. Nada que no hubiesen puesto ya por escrito en su conformidad firmada de a una con la Fiscalía.

Las sesiones se reanudan este miércoles con más acusados. Un abogado de las empresas de Villarejo y un funcionario de Hacienda acusado de vender datos privados de terceros inauguran la sesión. Se acerca así inexorablemente , el momento en que el comisario se deba quitar la toga y ocupar su sitio en el banquillo para dejarse, o no, interrogar por los demás.

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