Villarejo pide ahora apartar a todo el tribunal que le juzga en la Audiencia Nacional
Inadmite de plano la recusación que pedía el comisario por «falta de imparcialidad»
El tribunal de la Audiencia Nacional que juzga al comisario José Manuel Villarejo, presidido por Ángela Murillo, ha rechazado de plano el intento de su defensa de apartar a sus tres integrantes por apreciar «mala fe» y «abuso de derecho» en la intentona, presentada sobre la marcha al inicio de la sesión este lunes y que motivó su suspensión durante varias horas.
El letrado de Villarejo, Antonio José García Cabrera, había pedido la recusación por entender que la decisión del tribunal de rechazar el grueso de las pruebas que solicitaba practicar en el juicio evidenciaba « una pérdida sobrevenida de imparcialidad» por la que entendía necesario que todos los integrantes fuesen apartados.
Tras suspender la sesión para que acusaciones y defensas analizasen el escrito presentado, de 97 páginas, la vista se ha reanudado con la posición de la Fiscalía Anticorrupción al respecto. Su representante César de Rivas ha apostado por inadmitir de plano la petición al considerar que se presentaba fuera de plazo, «está planteado con evidente mala fe procesal y abuso de derecho y debe ser directamente inadmitido sin entrar a valorar el fondo del mismo».
Las acusaciones se han expresado en términos similares mientras varias defensas se han adherido a la petición de recusación, cuando no a su tramitación para evitar «futuras nulidades». Sin embargo, el tribunal ha resuelto dar carpetazo: Decide «rechazar de plano el incidente sin entrar en el fondo ni en la forma, ante una temeridad y mala fe evidente y abuso del derecho».
Esta era la sesión en que debían comenzar a declarar los acusados tras una ronda en la que las defensas y las acusaciones podían expresar su parecer (en general, han sido protestas) sobre el auto relativo a las cuestiones previas que dictó el tribunal el pasado viernes poniendo coto en particular, a la intentona de Villarejo de hacer desfilar por la Sala todo tipo de perfiles (incluidos expresidentes del Gobierno) a quien preguntarles si era o no un espía de verdad.
La falta de admisión de buena parte de sus peticiones, sumado a los comentarios de la presidenta del tribunal, Ángela Murillo, que a juicio del abogado de Villarejo «evidencian una pérdida sobrevenida de imparcialidad» , le han llevado a instar que se aparte el tribunal entero según ha tenido oportunidad. Y no ha sido fácil.
El letrado Antonio José García Cabrera estaba preparado para leer una serie de folios redactados por Villarejo con todo su argumentario, pero la propia Murillo le ha marcado los límites en un tenso intercambio que se ha prolongado durante varios minutos en los que le ha instado a «dejarse de retórica» e «ir a lo jurídico» o resumir los argumentos para la recusación en lugar de leer.
«Pero que no nos cuente la historia esa, señor», le ha llegado a decir la magistrada, emplazándole a señalar los momentos precisos de cada sesión anterior del juicio donde él interpreta que hay razones para apartarles por esa supuesta falta de imparcialidad.
El fiscal de Anticorrupción Miguel Serrano, preguntado por su opinión al respecto de la recusación, ha expresado que es «extemporánea» porque con la ley en la mano, debió quejarse durante los diez días siguientes a cada una de las intervenciones de Murillo que ahora enerva y el plazo ha vencido ya con creces.
Con todo, ha reconocido que necesita ver la argumentación por escrito del comisario , algo que se hace extensivo al resto de acusaciones y defensas porque el letrado lo ha planteado al inicio de la sesión y sobre la marcha. Por eso, el tribunal ha acordado suspender y retomar por la tarde, cuando se escuchará lo que tengan que decir las partes sobre el incidente de recusación.
«La presidenta me dijo 'cállese y no se mueva de ahí'»
Y lo que se van a encontrar en la lectura son afirmaciones como «se le ha dispensado al letrado Sr. Villarejo, en el ejercicio de su propia defensa como codefensor, un trato vejatorio o, cuando menos manifiestamente desconsiderado, que jamás se le hubiera permitido a ninguno de los profesionales que participan en el proceso y que sólo es explicable desde la formación de una previa convicción del tribunal, especialmente en este caso, de la Magistrada Presidenta y ponente de la sentencia Sra. Murillo» respecto de él.
«Evidentemente ya se le ha considerado como culpable pues esta desigualdad de trato frente a las restantes partes y esta forma de tratarlo suponen claramente la formación de un prejuicio personal previo sobre el mismo desde el mismo inicio del juicio», dice el escrito de recusación presentado por el letrado, al que tuvo acceso ABC.
Entre los hitos que recoge como supuesta muestra de esa falta de imparcialidad, un párrafo escrito en primera persona por el propio Villarejo: «En la primera sesión, nada más dar comienzo al juicio y una vez que me hube sentado en la silla que me habían asignado, junto a los demás acusados, al intentar solicitar ocupar un sitio en el estrado con mi toga, junto al resto de los otros abogados, tal y como lo contempla el estatuto de abogacía, la Iltma. Sra. presidenta, me dijo 'cállese y no se mueva de ahí'; como es de ver en la grabación de la sesión del día 13 de octubre«.
Cita varios pasajes, como el intercambio con Murillo el día que Villarejo quiso pronunciar parte de las cuestiones previas y la magistrada le dejó claro que «al alimón, no», puesto que sólo uno de los dos letrados debía intervenir en el juicio y ya había empezado García Cabrera.
Su conclusión es que «esta existencia de prejuicios previos contra el justiciable, exteriorizada por signos externos del tribunal en las sesiones iniciales de la vista, cristalizó en la primera resolución judicial», el mencionado auto donde el tribunal rechaza la mayor parte de la prueba que solicita porque considera que no tiene nada que ver con este juicio. Contra ese auto no cabe recurso.