Los trabajadores marroquíes no regresan a Ceuta

En el primer día para recuperar la actividad transfronteriza no registra el paso de ningún empleado

Caos burocrático para abrir la frontera de Marruecos a los trabajadores

Dos mujeres cruzan la frontera Marruecos-España en Ceuta EP

J. J. Madueño

Los trabajadores marroquíes que pasaban diariamente a Ceuta a trabajar no han regresado este martes. «Nos habían dicho que estuviéramos preparados a las siete, que es cuando suelen pasar los transfronterizos, pero no ha entrado ninguno», explica uno de los policía nacionales de la frontera del Tarajal que salía a desayunar al chiringuito Puerta de Europa, a uno de 50 metros del paso entre España y Marruecos, que no registraba una actividad excesiva en el primer día en el que podían regresar a sus empleos en la ciudad autónoma.

La segunda fase de la «apertura gradual», que anunció el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska , no avanza. «Vengo al médico», decían uno de los que pasaban con un bote de orina en la mano. «Estoy jubilado», señalaba otro de los que cruzaron a primera hora de la mañana, cuando despuntaba el alba y un joven tunecino buscaba una mano amiga que le diera un poco de agua tras sortear los espigones a nado. «Vivo en Ceuta, pero pasé a ver a la familia», explicaba otra mujer.

La baja incidencia sorprendía a muchos de los visitantes. «He venido temprano por si había mucha gente por el paso de los transfronterizos, pero no hay nadie», explicaba un español residente en Tetuán que se acerca a Ceuta de turismo. «Voy a Málaga», afirmaba otra señora cargada con un maleta y subida sobre unos tacones negros. El tránsito habitual desde que se abriera el paso del Tarajal el pasado 17 de mayo. «No ha pasado ninguno», reseñaba un agente sobre las 9.00 horas, el límite en el que se les había indicado que la mayor parte de los que iban a regresar ya habrían cruzado a sus empleos.

Mientras los solicitantes de asilo se agolpaban en la entrada de la frontera para pedir su documentación, lo más reseñable era un coche interceptado con galletas, aceite y mantas. «Dejamos pasar unos 10 kilos, sí para una persona en una casa, pero algo así no podemos dejarlo. Se le ofrece retornar a Marruecos y, si no quiere, se le retira y se levanta un acta de destrucción de alimentos», explicaba uno de los guardias civiles que revisó el vehículo.

Mañana tranquila con baja incidencia, pese a que se esperaba que regresaran, al menos, los 150 empleados que tenían ya su visado. Ni siquiera esos. La complejidad de los trámites burocráticos está retrasando la vuelta, entre otras de las empleadas de hogar, que era la masa social más importante que cruzaba cada día a Ceuta a trabajar. «Sólo he visto dos chicas en la cola en Marruecos, pero no han entrado», aseguraba otro de los viajeros de tránsito a la península que salía por la verja del Tarajal este martes por la mañana.

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